6.29.2011

Hilos

No lo vas a admitir, pero creo saber lo que quieres.

-¿Por qué debería ir contigo?
-Porque... quieres invitarme -se comenzaba a quedar sin argumentos.
-No, no quiero -la voz de ella era como la de un niño, con la capacidad de ser dulce y dura a la vez.
-Sí, sí quieres.
Ella le dio la espalda y comenzó a caminar.
"¿Qué crees que haces?". La siguió y la tomó de la mano.
-Suéltame.
-Siempre te pones en primer lugar a ti misma, ¿verdad?
-¿Tú no?
Quería decirle que no, que ella ocupaba el primer lugar, pero decidió hacer algo diferente.
La jaló hacia él y la abrazó como si nunca la fuera a soltar.
-Sí -dijo ella con la cabeza apoyada en su cuello-, quiero ir contigo.
Él sonrió y le dio un beso en la frente.

1 comentario:

Alástor dijo...

Un oficio peligroso el de marionetista... casi todos acaban por confiarse y mueren ahorcados...
Gracias por este vaso de Coca Cola caliente... a cambio te invito a un bombón de butano.
http://bombonesdebutano.blogspot.com/