"¿No estás cansado?"
¿De qué?, piensa Vaz.
Ve el cielo nocturno iluminado por las miles de vanas ventanitas e imagina un rayo partirlo por la mitad, por entre los edificios arrogantes, con un rugido de león. Las luces en el cielo siempre fueron su razón de maravilla, desde pequeño extendía las manos hacia la luna tratando de atrapar esa sonrisa traviesa y coqueta que le dirigía. Y ahora se encuentra haciéndolo nuevamente.
Baja la mirada de regreso al viento y se ve obligado a cerrar los ojos. Entonces oye un trueno.
Sí, se dice a sí mismo, estoy cansado de estar atado por mi piel, de las limitaciones de la apariencia y mi materialidad. No soporto sentir que mi alma compleja está atrapada con los lowlives. Solo muero por sangrar las cuerdas que me mantienen en este plano.
"De estar solo."
11.26.2013
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