Es el humo.
Siempre el humo el que detiene el tiempo y baila las curvas con el aire. El que arde y te deja hecha ceniza. Lo sientes en la cabeza, lo ves caer como estrellas muriendo, lo admiras mientras consume tu vida.
Siempre tú y tu humo. Bailando.
Bailaste sobre el piso mojado, bajo la lluvia, sobre las luces, bajo la luna. Nunca supiste por qué, pero te fuiste a donde el cielo era café y las hojas eran blancas. Dejaste el humo, la luna, la lluvia.
Y ahora tiemblas de emoción, de frío, de felicidad, de terror, de ti misma.
Siempre el humo.
11.08.2013
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