5.12.2010

La Infección (parte 2)

-No estamos seguros -me dijo Green.
-No nos vamos a arriesgar. Entra ahí -respondí y la hice entrar en un armario.
Arrastré rápidamente el cuerpo del hombre hacia el marco de la puerta y me paré ahí.
-Aquí estamos, Ezequiel, sacando los cuerpos.
Comenzó a bajar los escalones frente a mí, lentamente, mientras hablaba.
-¿Y Green?
-Está afuera, cavando un pozo... Hey, mira esto, ninguno de los dos tiene mordidas.
-Tal vez tienen rasguños donde no se les vea.
-¿Como tu pierna?
-Como mi pierna, pero sin antibióticos.
-No sé, yo vi bastantes allá arriba.
-Entonces debieron haber muerto de cualquier otra cosa.
-¿Al mismo tiempo?, ¿con un arma en la mano?
-Deja de jugar, Brown. Sé que están infectados.
-Todos estamos infectados; el virus se activa con la muerte.
Noté que, al bajar las escaleras, cojeaba.
-¿Cómo sigue tu pierna?
-Está bien. Me inyectaron antibióticos, ¿recuerdas?
-Tal vez la infección logró avanzar antes.
-¡Dije que está bien!
-¡Déjame verla, Ezequiel!
-¿Sabes? -dijo mientras alistaba su arma- No tengo tiempo para esto, tengo una misión que cumplir.
Salté hacia un costado quedando afuera de la casa y protegido por la pared, aunque esta era de madera y no muy gruesa, por lo que tuve que mantenerme agachado y moviéndome para que sus balas disparadas al azar no me cayeran. Llegué a la esquina de la construcción y me asomé por esta a esperar a que saliera ahora que los disparos habían cesado. Sin embargo, no salió por la puerta, sino que saltó de imprevisto por la ventana detrás mío. Rodé por la esquina justo a tiempo para evitar un ráfaga más de balas. Una vez más hubo silencio, pero se interrumpió por un chasquido de lengua. Esperé a que entrara a mi campo de visión con la escopeta lista y apuntando hacia aquella esquina, pero lo oí volver a entrar a la casa y salir rápidamente por la puerta, con el hacha de Green en alto. A penas pude darme la vuelta estando agachado para bloquear el golpe con la escopeta, pero el impacto me hizo perder el equilibrio. Ezequiel volvió a levantar el hacha en el aire al mismo tiempo que yo le volvía a apuntar con la escopeta. En aquel segundo se detuvo el tiempo.
Sus ojos inflamados no eran los de antes, tenía ahora la mirada de un demente, llena de sinrazón.
Apreté el gatillo mientas el tiempo retomaba su ritmo normal y, casi instantáneamente, su pecho se abrió en sangre.
Respiré aliviado, le grité a Green para que saliera y me eché en la tierra. Se acercó al cuerpo de Ezequiel y recogió su hacha diciendo "gracias". Luego, se volvió hacia mí, sonrió y se me tiró encima.
-Yo lo termino -me dijo al oído.
-¿Qué... ah -entendí al ver el cuerpo del cadete levantándose. Los ojos de demente se habían ido y ahora eran los de una bestia.
Green tomó impulso con el hacha en horizontal y, con un golpe seco, partió la cabeza por la mitad.

2 comentarios:

M. dijo...

qué bien que lo mataran.
Qué tal cambio de nombre ah.

Azul dijo...

El nuevo nombre es por lo que me gusta la coca cola caliente :)