Cuando levanté la vista hacia mi cama, ella no estaba ahí. Bajé a la cocina y ahí la vi, preparando el desayuno. Volteó a verme y sonrió, luego devolvió su atención al pedazo de pastel seco que estaba cortando.
-Gracias por prestarme tu cama -dijo terminando de servirlo y comenzando a cortar otro pedazo- ¿Qué tal dormiste tú?
Yo había dormido en el sillón de mi cuarto. No tan cómodo como el de la sala tal vez, pero, si estaba a su lado, no me importaba.
-Bien -dije, creyéndomelo-. Gracias por hacer el desayuno.
No sabía por qué hasta entonces no me había terminado el pastel, tal vez para no sentir que la leche era lo único que necesitaba refrigerarse.
-De nada. Por cierto, la leche evaporada no necesita refrigerarse.
Me sentí como un idiota.
-Y como ya no queda pastel, creo que nos vamos a ahorrar la gasolina del generador.
-Sí -respondí, sonriendo torpemente-, ahora solo lo usaremos para cocinar.
Guardó silencio mientras servía la leche en la segunda taza. Le ayudé a llevar el desayuno a la mesa.
-¿Y qué vamos a hacer cuando se acabe la gasolina?
-Bueno, tenemos bastante comida enlatada que no necesita cocinarse...
-De todas maneras sería bueno sacarle más provecho al generador sin depender del combustible.
Comencé a sospechar lo que estaba pensando.
-Podemos adaptarlo para que funcione con esa bicicleta que tienes ahí.
-Has estado explorando, ¿eh? -dije jugando.
-¡Si es mi casa! -sonrió traviesa.
-Lo es, lo es. Bueno, podemos trabajar en eso, pero tendrá que ser en la noche. Aprovechemos la luz del día para buscar provisiones.
Los convertidos tenían cierto rechazo hacia la luz solar. No los dañaba, pero probablemente les lastimaba los ojos como cuando has estado a oscuras mucho tiempo y sales a un día brillante. Aún así, si veían una potencial víctima en las calles, no habrían dudado en salir esprintando en pos de ella, apretando los párpados con fuerza.
Luego de terminar el desayuno, le entregué uno de los cuchillos más grandes de la cocina.
-Solo en caso de emergencia. Si tienes a uno encima, se lo clavas a través del ojo -no pude evitar sonreír.
-Suena divertido -dijo, para mi sorpresa, maliciosamente.
-Pero trata de que no te salpique nada, esas cosas son hervideros caminantes de bacterias. Hablando de eso, lo que vamos a buscar hoy son antibióticos; si encontramos alguna otra cosa útil, la llevamos, pero eso es lo principal.
No había necesitado medicamentos hasta ahora, pero hace poco había visto que la mayoría estaban vencidos y sabía que podrían ser vitales en algún momento.
Agarré otro cuchillo y salimos con la bicicleta que hasta entonces usaba como transporte.
-Vamos a necesitar otra -le dije.
-Vamos a necesitar dos más, si queremos adaptar el generador.
-Tienes razón. Estoy seguro que el vecino tiene un par que no usa.
Entramos por una de las ventanas, que ya estaba rota, y nos dirigimos a su patio. Ahí estaban las dos que solían pertenecer a los hijos del vecino y una de ellas era una bici rosada para niña.
-Espero que no creas que me voy a subir en eso -dijo Green refiriéndose a esta.
-Eh..., la usaremos para el generador.
Dejamos la rosada en mi casa y partimos hacia la farmacia.
-¡Miraaa! Tienen esos caramelitos verdes para el resfrío -dijo mientras se llenaba los bolsillos de estos.
-Shhh. Pueden haber convertidos en el almacén.
-Oh, lo siento -bajó la voz considerablemente.
Cautelosamente entramos a la parte de atrás de la farmacia y buscamos esos antibióticos. Lo único útil que encontramos fueron jeringas desechables, algodón y unas botellas de alcohol.
-¿Alguna idea? -pregunté susurrando y desanimado.
-Creo que hay una clínica cerca...
-Los hospitales y las clínicas debieron ser los primeros lugares a donde todo el mundo fue a buscar medicamentos; además, mucha gente murió ahí.
-Me dejas sin ideas, Brown -en su desgano subió la voz sin querer y oímos un gruñido. Lentamente retrocedimos hasta la puerta. A dos pasos de estar fuera del almacén, una convertida con uniforme de farmacia saltó desde los estantes y frente a nosotros. A tropezones salimos del cuarto y cerré la puerta justo a tiempo para escuchar un horrible golpe seco seguido de arañazos y gruñidos.
Sabiendo que la puerta era una solución temporal, salimos disparados hacia las bicicletas y simplemente pedaleamos de frente. Para cuando nos calmamos habíamos avanzado ya varias cuadras.
-¿Te golpeaste muy fuerte? -sabía que, en la desesperación, la había tirado al piso de un empujón.
-No, estoy bien -respondió, recuperando el aliento.
-Perdón.
-No, perdóname a mí. Por mi culpa nos escuchó.
-Está bien, ya fue.
Nos dimos cuenta que estábamos frente a la estación de bomberos. Supuse que en las primeras horas del ataque, las personas habían ido o a los hospitales y clínicas o a las estaciones de policía, no donde los bomberos. Mejor aún, estos sí habían salido a ayudar, por lo que el lugar debería estar desierto y con las provisiones intactas. Efectivamente, pudimos llenar nuestras mochilas de antibióticos y varios otros medicamentos, además de varias latas de comida y botellas de agua. Para cargar esto último tuvimos que ir a donde guardaban el equipo y coger un par de maletines. Ahí también encontramos hachas contra incendio...
-¿Estás pensando lo mismo que yo? -dijo casi estando segura de que así era.
-Visitemos a nuestra farmacéutica favorita...
Cogimos las hachas más pequeñas que encontramos, ya que la mayoría tenía un peso considerable, nos deslizamos con ellas por el tubo de emergencia y en segundos estuvimos pedaleando otra vez llenos de adrenalina.
La puerta del almacén de la farmacia había quedado a medio romper. A través de ella vimos a la convertida parada de frente contra el muro del fondo y apoyándose en él. Varias veces los había encontrado así cuando no estaban atacando, pero me limitaba a alejarme cautelosamente. Ahora también nos movíamos con cautela, pero acercándonos. Nos detectó y volteó con un rugido al mismo tiempo que le enterraba el hacha entre el cuello y el hombro; y Green, en un costado. No murió al instante, pero calló al piso, donde le acabé partiendo la cabeza.
-¡Maldito! ¡Yo iba a hacer eso!
Solo le sonreí jadeando y regresamos a las bicicletas.
2 comentarios:
me en-can-ta :)
me lo imagino como una película, genial
graacias (:
ojalá algún día pueda adaptarla a película.
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