6.29.2011

Hilos

No lo vas a admitir, pero creo saber lo que quieres.

-¿Por qué debería ir contigo?
-Porque... quieres invitarme -se comenzaba a quedar sin argumentos.
-No, no quiero -la voz de ella era como la de un niño, con la capacidad de ser dulce y dura a la vez.
-Sí, sí quieres.
Ella le dio la espalda y comenzó a caminar.
"¿Qué crees que haces?". La siguió y la tomó de la mano.
-Suéltame.
-Siempre te pones en primer lugar a ti misma, ¿verdad?
-¿Tú no?
Quería decirle que no, que ella ocupaba el primer lugar, pero decidió hacer algo diferente.
La jaló hacia él y la abrazó como si nunca la fuera a soltar.
-Sí -dijo ella con la cabeza apoyada en su cuello-, quiero ir contigo.
Él sonrió y le dio un beso en la frente.

Her eyes say no

"I can't handle this". Ya se había acostumbrado a pensar en inglés de vez en cuando.
Caminó con pasos desviados sobre el pasto, queriendo tirarse sobre él y dejar que el rocío nocturno lo moje. Queriendo no levantarse otra vez.
Se había quedado perdido en sus ojos momentos atrás, los había anhelado tanto.
Hubiera querido que el momento en el que sus manos rozaron se prolongara, que se transformara en un entrecruce de dedos.
La música sonaba a su espalda.
Hubiera querido tanto, pero sus ojos le dijeron "no".
-Mírate.
-Mierda -le habló al aire; su interlocutora solo existía en su mente-, tú otra vez.
-Patético. Mírate.
-Nunca he llegado a comprender tu razón de ser. Eres parte de mí, ¿por qué me atormentas?
-No lo hago... Sabes a dónde va a llevar todo esto, ¿no? -cambió de tema.
-A otro fin y, luego, a otro comienzo. Es el ciclo usual.
-Perdiste.
-Tal vez, tal vez no. Puede que aún tenga oportunidad.
-Siempre piensas eso. Y no creas que ahora "tienes trucos bajo la manga", porque sabes que nada va a funcionar. Harías bien en hacerle caso a tus impulsos y tirarte al pasto. ¡Qué más te queda!
Él comenzó a reir.
Rió.
Rió.
Rió.
-Estás loco, por eso siempre terminas así. ¡Demente!
Él se limitó a seguir desternillándose.
-¡Sus ojos! ¡Sus ojos me dijeron que no! -Luego de una pausa, agregó- Tal vez... tal vez el pasto sea cómodo...

6.14.2011

Devin

"¿Por qué..."
El joven yacía sobre el frío asfalto negro, con un ardor insoportable en su cuello.
"¿Merezco acabar así?"
Se estaba desangrando.
"¿Qué hice para que mi fin llegue de esta forma?"
La noche y el silencio eran testigos del evento.
"¿Tuve la culpa de algo?"
¿Sabes de ese momento en el que, antes de morir, tu vida comienza a pasar ante tus ojos como una película? Bueno, eso no iba a pasar... al menos no con TODA su vida, pero sí con la parte que él consideraba relevante ahora.
"Tal vez..., tal vez fue por ella..."
Evan comenzó a recordar...

~Capítulo 1: Mayra~

I
¿Que cómo terminé trabajando de ayudante de cocina durante mis vacaciones? Bueno, estaba esta chica del grupo con el que siempre salía... la conocía ya un tiempo, pero nunca me había fijado realmente en ella. Y, cuando lo hice, me di cuenta que estaba dispuesto a hacer muchas cosas por estar con ella...

Aquella noche estaba frente a mi computadora, conversando con mi mejor amiga sobre el tema.

Tamara: pero háblale máaas
Devin: es que no sé de qué, todo se pone awkward cuando trato de hacerle el habla
Tamara: tranquilízate :) acércate con calma
Devin: u_u trataré
Tamara: trata de encontrar la forma de pasar tiempo solo con ella
Devin: invitarla a salir no sería muy obvio?
Tamara: sí
Devin: tendré que ser creativo >.>

Era Jueves y la vería el Sábado, junto a los demás. Tenía algo de tiempo para prepararme...

Ah sí, también era Diciembre, y el espíritu de mi festividad favorita se sentía en el aire.

Con los ojos cerrados, antes de dormir, imaginaba que estaba frente a ella, tratando de articular y mantener una conversación coherente e interesante.
"¿Y qué planeas hacer en las vacaciones?"
"Tratar de pasar todo el tiempo que pueda contigo"
Bueno, tal vez estaba siendo muy optimista.
"Tratar de conseguir un trabajo"
Eso estaba mejor.
"¿En serio? ¡Yo también!"
"¿Sí? ¿En qué te quieres meter?"
"Eh..."
Eh...
"Aún tengo que ver, pero un tío tiene un restaurante, creo que se llama... ¿El Pez Morado?"
"¡El Pez Morado! Sería increíble... Oye, ¿crees que le puedas pedir trabajo para mi también? Puedo hacer de todo"
Eh... Cuidado con esa última oración. Bueno, esto era más realista.
"Claro"
Sonreí en mi imaginación y fuera de ella. El plan era perfecto... ahora, a esperar que en realidad estuviera planeando trabajar estas vacaciones.
***
Estábamos en Larcomar, yo y media docena de adolescentes; entre ellos, Mayra y Tamara.

Se nos acercó una niña con rosas.

-Cómprele una rosa a su enamorada.
-¿Quieres una, May? -dije a manera de broma y aprovechando la oportunidad para romper el hielo de la noche, pero...
-Sí -su sonrisa estrecha no me decía si debía tomarla en serio o no. Era obvio que esperaba algo, ¿pero era otra broma o la rosa?
-Dos soles -la niña decidió por mí y le entregó la rosa a Mayra.

Solo me quedó pagar y sonreirle a la chica que ahora tenía la flor entre manos y cuya sonrisa seguía sin decirme nada. Era una de esas sonrisas que uno usa cuando juega póker, la puta madre.

En fin, esa rosa iba a valer los dos soles que pagué por ella.

-Eso tiene que haber sido un robo.
-Fue un robo sutil, muy sutil -respondió.
-Oh, sí... Bueno, ¿al menos te gusta?
-Sí. Solo te estaba jodiendo -rió-, pero sí, sí me gusta.
Reí con ella- No pude distinguir para nada si estabas bromeando o no.
-Entonces trataré de ser más clara con mi sarcasmo, señor Devin.
-Muchas gracias, señorita Mayra.

Entonces pasó. Nos miramos y sonreímos al mismo tiempo.

-Se acaba el año...
-Sí...
-¿Qué tal acabaste tus cursos?
-Bien. Cuando de verdad te gusta lo que estudias, no cuesta mucho esforzarse.
-Solo porque en cocina casi todo es práctico.
-Puede ser, pero aún así... Me gusta demasiado. De hecho, creo que voy a tratar de conseguir trabajo de ayudante de cocina en estas vacaciones.

¡Bingo!

-¿Sabes? -por más que traté de evitarlo, una sonrisa se desbordó de mi boca mientras hablaba- Yo también quiero trabajar, en lo que sea, la verdad, pero da la coincidencia que mi tío tiene un restaurante por acá -extendí el brazo hacia mi derecha, en dirección al faro-; y, bueno, podría preguntarle si te puedo pasar la voz a ti también.
-Me harías el verano. Pregúntale, por fa'.
-Claro. Mañana le pregunto y te llamo. Fácil podemos comenzar a trabajar desde ya -solté una risa entre nerviosa y emocionada.
-Sí -sonrió con los labios.