12.04.2013

The only proof he needed for the existence of God was music

Extendió el brazo para llevarse otro caramelo a la boca y lo masticó con los ojos fijos en el techo oscuro.

 ¿Qué podía hacer? Podía mover objetos con la mente y, si bien esto era algo impresionante, no era de ayuda alguna para varios aspectos de su vida. Por ejemplo, ¿cómo podía subir sus notas? Con un poco de creatividad lograría hacer trampa en cualquier examen; el problema era que no tenía exámenes, solo trabajos que presentar. Después, ¿cómo iba a conseguir dinero? Exponer sus habilidades públicamente solo atraería intereses no deseados. Y, finalmente, ¿cómo iba a lograr que ella se interesase en él?

 Imposible.

Rodó hacia un costado en la oscuridad de su cama. Señaló una tecla de la computadora al otro lado de la habitación y esta se presionó. Vaz escuchó una de sus canciones favoritas.

11.26.2013

I've seen love die

"¿No estás cansado?"

¿De qué?, piensa Vaz.

Ve el cielo nocturno iluminado por las miles de vanas ventanitas e imagina un rayo partirlo por la mitad, por entre los edificios arrogantes, con un rugido de león. Las luces en el cielo siempre fueron su razón de maravilla, desde pequeño extendía las manos hacia la luna tratando de atrapar esa sonrisa traviesa y coqueta que le dirigía. Y ahora se encuentra haciéndolo nuevamente.

Baja la mirada de regreso al viento y se ve obligado a cerrar los ojos. Entonces oye un trueno.

Sí, se dice a sí mismo, estoy cansado de estar atado por mi piel, de las limitaciones de la apariencia y mi materialidad. No soporto sentir que mi alma compleja está atrapada con los lowlives. Solo muero por sangrar las cuerdas que me mantienen en este plano.

"De estar solo."


11.22.2013

Seguro bastará

He st-st-stuttered.

"Qué sopor"

El sueño le hacía estar menos consciente de la situación en la que se encontraba. Tenía ojeras por haber estado durmiendo no más de cuatro horas cada noche durante la última semana. Tenía un cigarro encendido en la mano y la boca con olor a humo.

-El insomnio se cura con música -comentó de repente.
-¿Ah, sí? -ella lo miraba con curiosidad.
-Eso... eso leí en algún lado.

¿Por qué del cigarro de ella quedaba menos? Inexplicablemente, los cigarros de los demás siempre se consumían más rápido que el suyo.

Sopló el humo hacia arriba, exponiendo completamente el cuello y fijándose en las nubes por un momento.

"Cierra los ojos y... regresa"

-Bueno.
-Bueno... Sí, hay algo que tengo que decirte.

11.15.2013

No sé qué va a pasar

And I'm honestly fucking scared

Pero hace un tiempo me prometí algo
que no iba a hacer o dejar de hacer nada por miedo

Solo soy un chico que escribe en su blog
puedo imaginar cientos de vidas diferentes acá

pero

al final del día, sigo siendo solo yo
no mucho más, no mucho menos

simple

Mi color favorito es el azul
Me gustan las canciones que cuentan historias
Los duetos me hacen feliz
Camino por el placer de caminar
Contemplo por el placer de contemplar
Le sonrío de vuelta a la luna
Me quedo viendo el humo de mis cigarros
Pienso que la noche debería ser más oscura
La menta es mi sabor favorito
Veo signos en todos lados
Disfruto mucho la navidad
(en especial por las luces)
Suelo recordar mis sueños y contarlos
(a veces son muy raros)

mi color favorito es el azul.

11.13.2013

Heart beats fast

Breath gets heavy

Eyes fixate on her

Y entonces sabes que estás perdido, desesperadamente perdido, perdidamente atrapado, inevitablemente fascinado, absurdamente vulnerable.

faster
heavier
closer

11.08.2013

The iron in your bloodstream was forged in the heart of a star.

Es el humo.
Siempre el humo el que detiene el tiempo y baila las curvas con el aire. El que arde y te deja hecha ceniza. Lo sientes en la cabeza, lo ves caer como estrellas muriendo, lo admiras mientras consume tu vida.

Siempre tú y tu humo. Bailando.
Bailaste sobre el piso mojado, bajo la lluvia, sobre las luces, bajo la luna. Nunca supiste por qué, pero te fuiste a donde el cielo era café y las hojas eran blancas. Dejaste el humo, la luna, la lluvia.

Y ahora tiemblas de emoción, de frío, de felicidad, de terror, de ti misma.
Siempre el humo.

10.26.2013

Just ride

The girl swings.

The girl breathes.

The girl dances.

The girl smiles.

No ha tenido esta sensación desde hace años. Siempre vagando por una ciudad oscura, a penas iluminada por puntos amarillos que la miran como ojos de gatos. Al principio le gustaba; el cuero, el tungsteno, el asfalto gastado, las botellas de licor, las paradas en gasolineras ya sea por una llamada, por aire, por cambio o por cigarros.

El humo. Solía detener el tiempo y ver las curvas grises elevarse y bailar con el aire. Le gustaba la sensación de mareo cuando fumaba muy rápido; de hecho, esa era la razón principal por la que lo hacía.

Hasta que comenzó a hacerlo por costumbre.

Las farolas comenzaban a apagarse cuando ella se paraba bajo ellas, como un augurio de que algo estaba mal. De que su invierno se acercaba.

Y llegó; y con él, la lluvia. Agua sucia que apagaba sus cigarros, enfriaba su café, aguaba su ron, corría su maquillaje. Las gotas caían como barrotes manteniéndola hundida. Hasta que gritó.

Vació sus pulmones de alma entre el frío nocturno, entre la brea de la autopista, bajo las lanzas heladas. Gritó una y otra vez hacia la luna que le sonreía. Gritó hasta que su boca y garganta se llenaran de lluvia con tierra.

El motor lanzó un rugido de león. Apretó entre sus piernas el cuero del asiento, el metal cálido. Tras de sí solo dejó más humo.

Encontró un árbol, un columpio, flores, sol, grass, carretera, aire fresco. Y vivió con leña, con aves libres, con calor, con un vestido holgado. Con lluvia pura.

Lluvia no para gritar, sino para cantar y bailar y cantar, para elevar el olor de la tierra hasta su nariz.

Siempre había sido una chica inusual. Estaba jodidamente loca.

Pero era libre.


9.27.2013

I'm gonna take everything you mean...

Bueno, bueno, bueno.
Soy un balance, un poco de todo.
De mucho, de poco, de nada.
Soy un ave, volando alto.
Soy un oso, rugiendo fuerte.
Soy una persona, más bien una historia.
Soy una idea, un rompecabezas sin piezas.

Soy una contradicción, la mezcla sin límites. Tal vez un caso especial, tal vez una rareza en este planeta. No soy como tú, eso está claro... ¿O tal vez tú lo eres?

...y lo voy a hacer mío, porque puedo. Te voy a despojar de todo tu sentido, no vas a ser más que un significante sin significado, una contradicción, como siempre quisiste.

Vacía
vacía
vacía

hope you enjoy.

8.21.2013

Overkill

Thomas estaba intrigado por las posibilidades.

Solo las luces de neón en forma de perro iluminaban la habitación. Él estaba boca arriba sobre el colchón sin somier. Su mano derecha se balanceaba al borde de este, sosteniendo un cigarro.

Siendo alguien que escribe, las palabras, ya sean escritas o habladas, eran muy importantes para él; y, si bien ella era atractiva, su nombre no terminaba de sonarle bien. Se sentía común, incompleto, un poco sin sabor o estilo.

Por otro lado, ella dos no solo era bastante atractiva, sino que su nombre también sonaba increíblemente bien; incluso había pensado en ponerle su apellido de nombre a un personaje. Sin embargo, su voz no lo terminaba de convencer, y esta es importante debido a que le darían sonido a todas sus palabras. Aunque era algo que podía pasar por alto más fácilmente que el nombre de ella uno.

Dio una pitada a su cigarro solo para darse cuenta de que sería la última. Limpió la ceniza que se había acumulado al costado del colchón y se dirigió a la ventana. Apoyó los codos en el marco y prendió otro cigarro.

Soplaba el humo hacia afuera a pesar de que la brisa nocturna lo empujaba hacia adentro. Era inútil, pero lo hacía, como otras cosas en su vida. Por ejemplo, preocuparse por que su cabello se vea perfecto antes de salir a pesar de que el viento lo iba a desordenar, encariñarse con los cachorros que estaban al lado del tacho de basura de su edificio a pesar de saber que nunca podría quedarse con uno, o, claro, preocuparse en escoger entre dos ellas con las que ni siquiera había entablado una conversación.

A veces hacía cosas porque sí, porque eran divertidas. A veces simplemente se preocupaba demasiado.

Levantó la mirada.

Ya sabía que cada cierta cantidad de noches la luna estaba sonriente. Pero solo ahora se daba cuenta de que era una sonrisa más bien siniestra y burlona.

Exhaló el humo.

8.13.2013

Risis

Jane se refugiaba en los cálidos brazos de Felic. No sabía por qué, pero su cuerpo siempre estaba más caliente que el suyo, y ella lo disfrutaba así.

Él dormía apoyado en la pared, con ella apoyada en su pecho y entre sus piernas. El olor de su cabello lo había arrullado sin esperanza. Ella aún estaba despierta y jugaba con sus dedos entre los suyos, mirándolos vacíamente mientras sentía el calor en su mente y en su pecho. Finalmente cerró los ojos con una sonrisa.

En la mañana, estaban arrodillados cara a cara. No se habían dicho ni buenos días. Ella solo levantó su mano y lentamente la acercó al rostro de Felic. Las yemas de los dedos se deslizaron desde su frente, sobre los párpados y la nariz, hacia las mejillas, y acariciaron los labios.

Jane dibujó una sonrisa traviesa y se lanzó sobre Felic sin darle tiempo a reaccionar. Las cosquillas lo hicieron reír como el niño que sabían que era en el fondo. Se esforzó por defenderse y decidió devolverle el favor.

-Creo que quisiste decir "buenos días".

Ella reía sin control.

7.24.2013

I know what it's like to feel burned out, it gets you down, we've all been there sometimes

El sol se ocultaba. El tren estremecía el vidrio del cobertizo.

-No estamos en ningún lado.

Ella tenía los ojos y las muñecas vendadas de azul. Estaba sentada sobre una colchoneta y unas frazadas en el piso de tablas de madera. La chatarra apilada en las paredes formaba torres de formas, colores y texturas extrañas.

Se pasó el dorso de la mano por la nariz para tratar de quitarse el ligero olor a óxido.

-Es mejor que sea así.

Él estaba arrodillado al lado de ella. Sonreía triste.

Jane desconocía bastante del mundo en el que vivía, pero lo sabía todo de los mundos que ardían en su mente. Mundos cuyas cenizas formaban letras sobre el papel de su libreta. Pero ella no estaba contenta solo con esto, quería conocer los mundos de otras personas.

Entonces conoció a Felic, cuyos mundos mojaban lienzos con colores.

Y los blancos de él eran llenados por los adjetivos de ella; y los interlineados de ella, por los mostazas de él. Fusionaron mundos y crearon universos visibles y parlantes, y dieron vida a cientos de personajes.

Pero aún existía un mundo ajeno a ambos, uno que tenía una mitad en la realidad y la otra en la ficción. Un sueño físico, un color imaginario, una palabra muda.

El tren se alejó. El sol dejó ver sus últimos rayos por unos segundos.

Solo en la oscuridad ella se quitó la venda de los ojos.

Se recostaron en las frazadas. Y la humedad.

6.17.2013

-Eres bastante estúpido.
-Y tú solo eres parte de mi imaginación.
-Eso solo lo hace peor para ti.
-... Mierda.
-Oh, por favor, mírate. Eres a penas la mitad de lo que eras antes...
-Lo sé, Linda, pero
-Pero nada. Me tienes que estar jodiendo. Dime, ¿quién eres?
-Ya no lo sé, estoy en pedazos.
-Tienes que reconstruirte y volver a encontrarte. Y, entonces, me dirás quién eres.
-Sí...
-Solo es otra historia, querido. La vida es un conjunto de historias. ¿Recuerdas cuántos personajes han pasado por tus historias? ¿Cuántas memorias y momentos divertidos? Joder, te lo has pasado de puta madre muchas veces. Pero una vez que ha pasado lo has guardado todo como lo que es, historias.
-Sí, bueno, eso es, solo una historia más. Única en su tipo, pero historia al fin y al cabo.
-Aliméntate de ella como has hecho con las anteriores. Es tu combustible. Úsala en tu beneficio. Y recuerda que pronto habrán nuevas historias que descubrir. Pero, sobre todo, ¡recuerda quién eres, mierda! Sé que esta vez es más difícil... Y sé que no sabemos qué pasará en la historia principal, la que engloba a todas estas, pero...
-Querida Linda.
-¿Sí?
-Tienes razón en todo, pero te estás olvidando de algo muy importante respecto a las historias.

Por primera vez en mucho tiempo, volvió a formarse esa sonrisa traviesa y confiada en sus labios.

-Yo soy el narrador.

Linda adquirió una expresión de asombro, pero devolvió la sonrisa inmediatamente. "Es más fuerte de lo que cree, pero tiene que creer en sí mismo. El suspenso me mata; no por nada esta es mi serie favorita".

6.02.2013

Decadencia

Abrió el refrigerador a las tres y media de la mañana. No se molestó en prender la luz de la cocina ni ninguna otra. Ya se había acostumbrado a las madrugadas, y la luz del electrodoméstico era todo lo que quería.

Sacó una caja de leche y un paquete de galletas. "Sí, voy a comer algo" recordó lo que le había dicho a su amigo. "Sí, claro, si es que esto puede llamarse comida". Bebió la leche de un vaso y comió las galletas. Se limpió la boca con la mano y, junto a las migas y la leche, salió algo de maquillaje. Se había vuelto una experta en usarlo para ocultar las ojeras. Lo necesitaba.

Dejó todo donde estaba y subió al segundo piso tan rápido como sus escasas fuerzas se lo permitieron. Tenía que aprovechar las dos horas y media de sueño que le quedaban. Mañana sería un día bastante cansado. Comenzaría a dar exámenes a las siete de la mañana y terminaría casi a las seis.

"Estoy tan... tan...". Se desplomó poco antes del último escalón. Una hora después, recobró el conocimiento, pero no se levantó. Estaba tan enferma de ella misma. Mantuvo los ojos entreabiertos, sin ganas de levantarse.

No lloró, porque no estaba triste. No gritó, porque no estaba desesperada. Y no renegó, porque no estaba molesta. Estaba acostumbrada.

5.28.2013

La Promesa del Mago: El Príncipe Oscuro

La hoguera ardía como si intentara lamer el cielo nocturno hasta incendiarlo. Alrededor de ella se encontraban reunidos los altos mandos del ejército orco, así como los líderes más influyentes de su sociedad. Naguk, el jefe orco, dirigía la reunión.

-Por generaciones, los humanos nos han tratado como monstruos, nos han cazado, nos han quemado, han construido muros alrededor de sus ciudades para mantenernos alejados... por ser diferentes. Es cierto, nosotros también los hemos atacado, pero ¿qué se supone que hagamos si atacan nuestras aldeas, matan a nuestras mujeres y niños, exterminan nuestro ganado, destruyen nuestros cultivos y lo llaman una "limpieza del territorio"? ¡¿Qué?! Pero... su tecnología siempre ha sido superior a la nuestra, y el hacer uso de la magia les da una ventaja injusta sobre nosotros.

Una figura menuda y encapuchada de negro se coloca al costado de Naguk.

-Pero eso cambia hoy -el jefe orco le da el pase al misterioso personaje.

Al remover la capucha, se revela un rostro humano de facciones suaves, piel sonrosada, ojos delicados color gris, cabello plateado, ondeado, hasta las orejas y sobre la frente. No parecía mayor que un adolescente.

-¡Es un humano! -grita un general orco.
-No te confundas -la voz del... "joven" es dulce y calmada, pero aún así llega a los oídos de todos los presentes-. Lo que sea o no, no importa. Importa lo que tengo que ofrecerles.

Tiene la atención de todos. La hoguera parece brillar con más intensidad.

-Harlogoth, el dios de la venganza, me ha enviado para permitirles conseguir la justicia que merecen. Su poder reducirá a polvo las ciudades humanas y dejará solo charcos de sangre en el lugar de cada soldado. Ni los magos son rivales dignos para Harlogoth.

-Creo que hablo por todo mi pueblo -interviene Naguk- cuando digo que estoy de acuerdo en instaurar el culto a Harlogoth en nuestra sociedad, y jurarle nuestra fidelidad hasta el último de nuestros días por el bien que nos ofrece.

El extraño tuerce los labios en una sonrisa tierna y maliciosa al mismo tiempo.

-Harlogoth está complacido por esta decisión. Pero antes de que él se muestre ante ustedes y cobre su venganza, necesita un ritual de invocación. En este ritual debe ser sacrificado un humano cuya vida valga mil vidas iguales.

Se escucha un movimiento brusco en las líneas traseras de los asistentes.

-Creo que tienen un par de espías.
-¡Envíen un equipo de reconocimiento a acabar con los espías! -vocifera Naguk- General, de la orden de marchar al ejército tan pronto como sea posible. Saldremos esta misma noche, no podemos arriesgarnos a perder el factor sorpresa.
-Como ordene.

Dos orcos con capas negras encima cabalgan a toda velocidad hacia el Reino de Vealid. Un virote de ballesta alcanza a uno de ellos en el cuello y lo derriba. El otro es alcanzado por otro proyectil que da en el lado del torso, pero no lo derriba. Aunque con dificultad, es capaz de seguir su rumbo.

-¡Un orco! -anuncia uno de los centinelas del muro de la ciudad mientras apunta su ballesta hacia él.
-¡Espera! Lo están persiguiendo, es uno de nuestros espías. ¡Defiéndanlo!

Los tiradores del muro desatan una lluvia de virotes sobre los perseguidores del espía, el cual logra llegar a la puerta de la muralla vivo.

-¡Médicos!

La puerta se abre y dos centinelas sujetan al espía antes de que se desplome. La poción de transformación comienza a perder el efecto y la apariencia humana regresa a él al mismo tiempo que la sangre fluye de su boca.

-La princesa... protejan... una vida... vale mil...

Los médicos no pueden hacer nada, pero el valiente espía ha logrado su misión y ha muerto con honor. Su despedida final será pública, pero tendrá que esperar.

-¡Llamen al comandante de la guardia real! ¡La princesa corre peligro!

5.20.2013

Los Cuentos Del Bardo: Prólogo

La mula iba lenta pero segura por el camino; sobre ella, el bardo tocaba una alegre canción en su laúd mientras tarareaba una melodía con su voz dulce. Tal vez por ensimismarse demasiado e ir con los ojos cerrados no se dio cuenta de que el crepúsculo ya caía sobre él y que pronto necesitaría un lugar en el que descansar.

Afortunadamente, solo unos minutos luego de haberse cernido la oscuridad completamente en el cielo, llegó a las afueras de su pueblo destino: Carel.

-¡Mamá! ¡Mamá! ¡Está aquí!

Los tres pequeños habían estado atentos a la ventana desde hace una hora, esperando este momento.

-¡Vamos! ¡Llámalo antes de que se pase de largo!
-Ya salgo, niños, ya salgo.

La mujer salió apresurada de la cabaña, aún con el delantal puesto, y se acercó al camino para interceptar al bardo.

-Saludos, buen hombre. Tengo entendido que usted es un bardo, hemos oído de vuestra llegada desde hace dos semanas y os esperábamos con ansias. Verá, desde que le conté a mis niños sobre usted y vuestras épicas historias, no han dejado de pedirme que os invite a nuestro hogar. Entiendo que es usted un hombre con compromisos, pero, si os parece bien, os puedo ofrecer un plato de comida caliente y una cama donde pasar la noche si es que comparte algunas de vuestras historias con mis pequeños.

El bardo sonríe ampliamente y con su voz amable responde.

-El saber que vuestros pequeños están tan ansiosos por escuchar mis historias me halaga mucho. Con gusto aceptaré vuestra oferta, siempre y cuando no os olvidéis de mi mula.

-¡Por supuesto que no! Ella también tendrá comida y dónde dormir.

El bardo dejó a la mula amarrada afuera frente a un gran contenedor de alfalfa y siguió a la madre adentro de la cabaña. Al verlo, los dos niños y la niña corrieron hacia él con emoción.

-¡El bardo!
-¡Es él, es él!
-¡Oiremos sus historias!

La madre sonrió mientras ponía en orden el equipaje del viajero.

-Estaré preparando la cena, os avisaré cuando esté lista.

El bardo asintió con una sonrisa y se sentó en la silla frente a la fogata.

-Vuestra madre me ha contado que deseáis oír mis historias...
-¡Sí! -respondieron al unísono.
-Muy bien, muy bien. La verdad es que me hace bastante feliz tener una audiencia tan joven -se inclinó hacia un lado de la silla para coger su laúd-, estas historias os enseñarán lecciones que espero os sirvan durante el resto de vuestras vidas. Es por eso que, mientras más jóvenes, más provecho podéis sacar de ellas.

Arrastró sus dedos por las cuerdas del instrumento un par de veces y luego hizo un punteo suave.

-Esta historia sucedió hace muchos años y se llama "La Promesa Del Mago".

5.04.2013

40 years

-Muy buenas noches, damas y caballeros. En esta edición del programa tenemos con nosotros a un invitado muy especial. Él es un director de cine del cual probablemente todos ustedes han oído. A sus 60 años, su carrera es espectacular. Por favor recibamos con un fuerte aplauso a Piero Gotelli.

El público aplaude con fervor y un hombre viejo, bien vestido entra al set con un caminar firme y con párpados pesados.

-Buenas noches, Letterman, gracias por invitarme a tu programa.
-Gracias a ti por venir, Piero. Me imagino que te ha sido difícil conseguir este tiempo para nosotros entre todos tus proyectos.
-Un poco, pero no tanto. Después de todo, es lo único a lo que me dedico.
-Sí, sabemos eso... Y creo que tiene que ver con uno de los temas que me gustaría tocar hoy. Uno de los grandes misterios que rodea a tu persona son tus acompañantes. En cada evento se te ve con una bella jovencita, una diferente cada vez.
-Todas ellas son grandes amigas mías, bellas damas a las que considero como hermanas... o como hijas, viendo mi edad.

Letterman y el público ríen, pero él a penas esboza una sonrisa.

-Ah, ya veo. ¿Entonces te encuentras solo? ¿sin compromiso alguno?
-Solo sí, Letterman. Pero tengo un compromiso.
-¡Ajá! ¿Podrías contarnos quién es la afortunada?

El público se pone a la expectativa de la revelación.

-No creo que sea lo que piensas.
-¿Cómo? Pensé que ya habías encontrado a la mujer de tu vida.
-Así es, la encontré hace mucho tiempo. Solo estoy esperando por ella.

La siempre alegre expresión de Letterman se torna un tanto confundida. El director prosigue.

-Todos ustedes me ven y piensan que mi vida es increíble. Logré la fama y la fortuna haciendo lo que me apasiona, nunca caí en ningún vicio, mi salud es buena y estoy rodeado siempre de buenos amigos. Pero, déjenme decirles una cosa, si es que ustedes han encontrado a la persona con la quieren compartir el resto de su vida y están juntos, sus vidas son infinitamente mejores que la mía.

El público queda en silencio. Letterman pierde completamente la expresión alegre y se pone serio.

-¿Cuánto tiempo ha pasado?
-Cuarenta años. Cuarenta años desde que terminamos. Cuarenta años desde que le prometí que, si algún día, cual sea, cambiaba de opinión, me lo diga, y yo la buscaría. Cuarenta años que espero.
-¿Cómo sabes que ese día llegará?
-No lo sé. Pero tengo que estar listo por si llega, por si algún día lo decide. Por eso tengo que esperar.

Letterman se queda sin palabras. El público llora.