10.23.2011

Más de Vaz

"Cree que es una especie de antihéroe en la película de su propia vida."

Ximena se despidió de él, se puso el abrigo y salió por la puerta hacia las calles oscuras, donde la esperaba un taxi.

"No lo soporto."

Vaz usaba cuero negro y algodón blanco, muñequeras de púas y de hacer ejercicios, ropa de marca e independiente.

-"Soy Vaz y me visto como mierda me dé la gana" ese idiota...
-¿Por qué tanto desprecio? -Nadia acompañaba a Ximena en el taxi- Si hasta parece que te cae muy bien.
-A ti también, ¿no? Es que le sale muy bien su papel.
-Piensas mucho en él...
-No me gusta... Pareciera que de verdad supiera algo que los demás no.
-Déjalo que crea lo que quiera, si así es feliz... Y deja de darle tantas vueltas en tu cabeza.
-No tengo nada mejor que hacer. Es un sujeto bastante interesante, vale la pena observarlo.
-Vas a estudiar psicología, ¿no?
-Sí, ya te lo he dicho algunas veces.
-Haz un diagnóstico.
-Todos estamos locos.

Vaz caminaba confiado hacia su casa, a pesar de los peligros de la madrugada. Qué se podía decir, le gustaba demasiado la brisa nocturna como para considerar otros factores.

-No te muevas -le dijo un hombre con un arma de fuego mientras otros dos se disponían a revisarlo.

Aunque, la verdad...

-¿Por qué siempre algún idiota quiere malograr mis caminatas de noche? -empujó a los tres con el pensamiento.

Su seguridad la tenía bien planeada.

Extendió un brazo hacia la pistola y la hizo salir volando de la temblorosa mano del ladrón.

-Disculpa... -dijo el que más pudo esforzarse para hablar en medio de su confusión-, nos equivocamos de persona.
-Yo siempre soy la persona equivocada.

Los tres hombres se alejaron corriendo.

-Pero para todo...

10.22.2011

Otro prólogo

Ximena se rodeaba de amigos que tomaban, pero ella no lo hacía. Solo se apoyaba en la mesa con ellos, conversaba y se reía al verlos hacer idioteces ebrios.

Y Vaz llegó a la reunión.

"Camina y mira a los otros como si fuera increíblemente genial" pensaba ella con los ojos fijos en él. "No necesariamente mejor que los demás, pero definitivamente genial. Sus gestos, su mirada, su postura... No lo soporto. Pero me cae demasiado bien."

-Xim -saludó él.
-Xim suena a nombre de niño.
-Pero todos te dicen Xime.
-Y tú no eres como todos, ¿no?

Él solo rió.

-Hoy mi perro aprendió a saltar entre los sillones.

"Solo viene y comienza a hablarme de lo que sea, como si tuviera verborrea."

-¿Sabes quién es Mackenzie Phillips?

"Cualquier cosa... con tal de hablarme. Creo que le gusto."

-...como si no hubiera un mañana.

"No se cree genial, ES genial. Lo malo es que es consciente de ello y actúa acorde."

-Así es -respondió ella-, mañana podría ser muy tarde.

Cogió un vaso y se sirvió vodka con naranja. "¿La botella de vodka no estaba al otro lado de la mesa?"

-¿Quieres bailar más tarde?
-Sabes que no bailo.
-Conmigo.
-Exacto -rió-. Y apestas a alcohol.
-El alcohol no apesta, Xim -terminó su vaso-. ¿No te cansas de estar parada? -señaló una silla justo detrás de ella.

"Esa silla no estaba ahí, estoy segura."

Él se olvidó de bailar y conversaron toda la noche.

-¿Cómo crees que se acabe el mundo?
-No se va a acabar, solo va a cambiar.
-Entonces se acabará el mundo como lo conocemos, un mundo configurado por los humanos.
-Mejor pregúntame cómo creo que nos extinguiremos.
-Bueno, ¿cómo?
-No lo haremos, nos adaptaremos como siempre. No todos, claro. Varios morirán, la mayoría. Pero otros se habrán desarrollado y estarán aptos para los cambios.
-¿Vamos a evolucionar? ¿Nos ves con alas, garras, extremidades más largas, lenguas prensiles y visión nocturna?
-No, no -rió-. Dudo que nuestro cambio sea de ese tipo, Xim. Respecto al cuerpo, no habrá ninguna diferencia.
-Entonces podría haber comenzado ya y nadie lo sabría.
-Así es...
-Hablas como si supieras mucho. O como si tuvieras una imaginación muy activa.
-Solo imagino las cosas como me gustaría que sucedieran.
-Todos lo hacemos, ¿no?
-Sí, supongo que sí... -bostezó.
-Hace sueño en Wonderland, pero las golondrinas no se callan.
-Los locos dicen más sin hablar tanto.
-Oh, Vaz...

Él prendió un cigarrillo.

-Perdón por el humo.
-¿La cajetilla no estaba al otro lado de la sala? ¿De dónde lo sacaste?
-¿Por qué tienes un mapa mental de toda la casa?
-No lo tengo, solo... soy muy observadora.
-Ya veo -exhaló humo a un lado.
-Bueno, ¿de dónde lo sacaste?
-Tengo mis métodos.

"Si tan solo fuera más modesto al caminar, al mirar, al hablar. Vaz..."

10.17.2011

Masquerade

Es una mascarada. Todos bailan en este gran salón, cambian de pareja, cambian de máscara, sonríen bajo el antifaz.

Y los segundos avanzan.

La música varía y el cambio de las caretas se da de acuerdo al ritmo de cada canción. De cara completa, solo antifaz, medio rostro, dorada, negra, blanca, simple, con adornos, con joyas, de trapo.

Pero los segundos marcan la duración de las cuerdas que sostienen las máscaras. Porque, eventualmente, se van a romper. Y todos lo saben, todos se preocupan por ese momento.

Menos nosotros. Tú y yo bailamos sin máscaras, sonreímos, nos miramos y nos reímos de ellos.

-No les doy más de un mes -te digo.
-¿Y a esos? Seguro un mes y medio -opinas sobre otros.

Te doy una, dos, tres, cuatro vueltas.

-Te gusta marearme, ¿no? -sonríes.
-Tal vez, un poco -yo también.

10.10.2011

Smoke

Inhalé.

Estábamos apoyados sobre la baranda del puente, mirando cómo se perdía el río, que pasaba debajo, en el horizonte nocturno.

Me volví hacia ella y exhalé lentamente. Entonces vi sus ojos brillando a través del humo, y solo sus ojos fueron suficiente. ¿Cuánto tiempo duró eso?

Me volteé para apoyar la espalda en la baranda.

-¿Escuchas eso? -mis ojos fijos en la luna.
-Ajá.
-¿Qué es?
-Colores. Se están moviendo.
-¿En serio?
-¿No me crees?

La abracé. La luna se reflejaba en sus ojos.

10.01.2011

Vientos azules

El Mago Azul, Señor de Ritz de las montañas, no se sentía muy cómodo teniendo que ir a visitar a El Cuarteto Mágico, conformado por cuatro magas del viento. A pesar de que él mismo se consideraba extraño, pensaba que ellas lo eran mucho más... o tal vez era él el más extraño. Nunca lo sabría, pero había algo en ellas que lograban sacarlo de quicio.

Aún así, dado que una gran guerra se aproximaba, le parecía necesario hablar con El Cuarteto, ya que, cuando estaban juntas, su magia era la única comparable a la de él. Tenían poder y sabiduría en su unión. A veces Rowen sentía envidia de esto, pero luego recordaba que no le gustaría depender de otros para usar su poder y que era uno de Los Tres Señores de Ritz... y se sentía mejor consigo mismo, como un niño que recuerda que tiene más dulces en casa que su vecino. Sí, como un niño.

Los picos helados por los que caminaba no eran para nada invitantes, pero el frío era su elemento, y el deslumbrante paisaje blanco del que podía disfrutar era una compensación más que suficiente.

El hogar de las magas de viento se encontraba al pie de una montaña, donde acababan los nevados y el blanco era reemplazado por el verde brillante del pasto. El mago estaba seguro de que usaban magia para mantenerlo tan perfecto.

Deslizó su mano por la gruesa túnica marina y tocó la puerta.

-¿Sí...?
-¿Eres tú, Brisa? Soy Rowen.
-¿Rowen? -la puerta se abrió y dejó ver a una joven vestida con una túnica blanca suelta en algunas partes del cuerpo y apretada en otras. El material también era mucho más ligero que el de la túnica azul- ¡Oh! ¡Eres el mago amargado que vive en una cueva allá arriba!
-¡No vivo en una cueva! Y no soy amargado.
-¿Quién es, Brisa? -se oyó otra voz desde adentro- Oh, el buen Mago Azul -Lisa, quien iba vestida con una túnica igual a la de su compañera, sonrió y lo cogió del brazo para jalarlo adentro. Rowen se quitó la capucha y dejó su vara a un lado antes de ser obligado a sentarse en la mesa, con una taza de té al frente y las otras dos magas sentadas a su costado.
-Hola, Lisa. Hola, Risia. Hola, Vesia...
-Qué oportuna visita -habló Vesia-. Sírvete té, Rowen.
-¿Oportuna? -le dio un sorbo a su taza- ¿Por qué?
-Necesitamos probar nuestra nueva poción -respondió Risia.
-No pienso tomar una poción hecha por ustedes.
-Ya lo hiciste -Lisa sonrió tiernamente.

Rowen bajó la mirada hacia su taza.

-Oh...

La cucharita de su taza tembló un poco y voló a la cara del mago para quedarse ahí pegada.

-¡Funciona! ¡Es magnético!
-Fantástico... -estaba irritado- Y una poción como esta es útil para...
-Divertirnos.

Una cacerola llegó volando desde la cocina y se posó en la cabeza de Rowen con un golpe seco.

-¡Mierda!
-Al parecer el campo magnético se va extendiendo con el tiempo.
-Eso es genial, chicas. En serio...

Las cuatro se quedaron mirándolo con expectativa.

-Ah, claro. La razón por la que he venido a visita...

Brisa rompió en carcajadas.

-Perdón... perdón -se esforzó en decir entre risas-, no puedo... no puedo tomarte en serio así...

Rowen extendió un dedo hacia la boca de Brisa y lo deslizó hacia un costado, sellando sus labios.

-Mucho mejor. Como decía, la razón por la que he venido a visitarlas es la próxima guerra civil. Considero que vuestra magia ritual es muy poderosa y pensé que deberíamos discutir qué va a hacer la comunidad de magos de las montañas. ¿Qué papel deberíamos tomar?
-¿A qué te refieres? -preguntó Vesia- La guerra es asunto de la gente de la ciudad.
-Lo sé, pero es probable que uno u otro bando venga a pedir nuestra ayuda. O que ciudadanos vengan a nosotros pidiendo refugio. Incluso existe la posibilidad de que nos veamos atacados en algún momento. Hay muchos escenarios que deberíamos discutir. Aunque no seamos parte de Ciudad de Ritz, somos parte del continente y no sabemos hasta qué magnitud va a llegar esta guerra.
-¿Ya has hablado con los magos de frío? -preguntó Lisa.
-La mayoría desea mantenerse lejos del conflicto, pero algunos otros afirman que se unirán a un bando por el precio correcto.
-Debemos hablar también con los magos de viento -dijo Risia-, eso déjanoslo a nosotras. Pero recuerda que también están los transmutadores y los invocadores.
-Me dirigía a ver a los invocadores luego de hablar con ustedes.
-Bien, entonces Lisa irá a ver a los transmutadores.

La maga que se encontraba muda se quejó con sonidos inentendibles. Rowen sonrió.

-Entonces reunamos a los representantes de cada tradición mágica. Me pondría en marcha en este mismo instante, pero de verdad me gustaría el antídoto de la poción que me dieron...
-¡La acabamos de descubrir, Rowen! ¿Cómo esperas que tengamos ya un antídoto para ella? -se rió Vesia.
-Haremos lo posible para tenerlo listo a tu regreso, buen Mago Azul -terminó Lisa.

Rowen suspiró. Cogió su vara y salió de la casa.