7.24.2013

I know what it's like to feel burned out, it gets you down, we've all been there sometimes

El sol se ocultaba. El tren estremecía el vidrio del cobertizo.

-No estamos en ningún lado.

Ella tenía los ojos y las muñecas vendadas de azul. Estaba sentada sobre una colchoneta y unas frazadas en el piso de tablas de madera. La chatarra apilada en las paredes formaba torres de formas, colores y texturas extrañas.

Se pasó el dorso de la mano por la nariz para tratar de quitarse el ligero olor a óxido.

-Es mejor que sea así.

Él estaba arrodillado al lado de ella. Sonreía triste.

Jane desconocía bastante del mundo en el que vivía, pero lo sabía todo de los mundos que ardían en su mente. Mundos cuyas cenizas formaban letras sobre el papel de su libreta. Pero ella no estaba contenta solo con esto, quería conocer los mundos de otras personas.

Entonces conoció a Felic, cuyos mundos mojaban lienzos con colores.

Y los blancos de él eran llenados por los adjetivos de ella; y los interlineados de ella, por los mostazas de él. Fusionaron mundos y crearon universos visibles y parlantes, y dieron vida a cientos de personajes.

Pero aún existía un mundo ajeno a ambos, uno que tenía una mitad en la realidad y la otra en la ficción. Un sueño físico, un color imaginario, una palabra muda.

El tren se alejó. El sol dejó ver sus últimos rayos por unos segundos.

Solo en la oscuridad ella se quitó la venda de los ojos.

Se recostaron en las frazadas. Y la humedad.