-¿Bailas? -porque la verdad era bonita.
-Hooola -como diciendo "salúdame primero".
-Hola, ¿qué tal?
-Alana -se presentó y me extendió una mano con delicadeza.
-Piero -dije, mientras la recibía también con delicadeza y la sacaba a bailar.
Era más bajita que yo; tanto así que tenía que mirar abajo para verla... o serán simplemente cosas de los sueños. No se si en el mismo sueño o cuando me desperté -o si lo llegué a hacer-, se me ocurría decirle "¿Me concedéis el honor de bailar esta pieza conmigo?" ...¿Qué?, estábamos en Lima antigua.
Como sea. Cuando fuimos a bailar yo dejé un paquete, que creo que era el regalo para la cumpleañera, y a mí se me había metido a la cabeza que era reggeaton, pero era salsa o merengue o latin. La cosa es que nada que ver; ella me miró y sonrió por eso.
Es la primera vez que me gusta alguien de un sueño, o sea, alguien que no existe, que mi insonsciente inventó. Qué mal..., bueno no tanto. Escribiré más sobre Alana cuando pueda.
El nombre solo puede que no suene muy bonito, pero a ella le quedaba perfecto, sólo por ser de ella me sonó bonito.