12.28.2011

Fun size.

Dejó caer tres chocolates con caramelo del pequeño empaque y se los metió a la boca.
-Creo que te odio.
Jugó con el empaque entre sus manos.
-No, la verdad, no.
Jugó un poco más. Comenzó a tener esa sensación húmeda en los ojos.
-¿Por qué?
Sostuvo la notita escrita con plumón frente a él y aquella sensación se hizo más fuerte.
-¿Por qué? ¿Por qué tendría yo rencor?
Dejó la nota a un lado y se metió tres chocolates más a la boca.
-Si yo fui el que falló.
El caramelo que cubría los chocolates se deshizo con un sonido crujiente entre sus dientes.

10.23.2011

Más de Vaz

"Cree que es una especie de antihéroe en la película de su propia vida."

Ximena se despidió de él, se puso el abrigo y salió por la puerta hacia las calles oscuras, donde la esperaba un taxi.

"No lo soporto."

Vaz usaba cuero negro y algodón blanco, muñequeras de púas y de hacer ejercicios, ropa de marca e independiente.

-"Soy Vaz y me visto como mierda me dé la gana" ese idiota...
-¿Por qué tanto desprecio? -Nadia acompañaba a Ximena en el taxi- Si hasta parece que te cae muy bien.
-A ti también, ¿no? Es que le sale muy bien su papel.
-Piensas mucho en él...
-No me gusta... Pareciera que de verdad supiera algo que los demás no.
-Déjalo que crea lo que quiera, si así es feliz... Y deja de darle tantas vueltas en tu cabeza.
-No tengo nada mejor que hacer. Es un sujeto bastante interesante, vale la pena observarlo.
-Vas a estudiar psicología, ¿no?
-Sí, ya te lo he dicho algunas veces.
-Haz un diagnóstico.
-Todos estamos locos.

Vaz caminaba confiado hacia su casa, a pesar de los peligros de la madrugada. Qué se podía decir, le gustaba demasiado la brisa nocturna como para considerar otros factores.

-No te muevas -le dijo un hombre con un arma de fuego mientras otros dos se disponían a revisarlo.

Aunque, la verdad...

-¿Por qué siempre algún idiota quiere malograr mis caminatas de noche? -empujó a los tres con el pensamiento.

Su seguridad la tenía bien planeada.

Extendió un brazo hacia la pistola y la hizo salir volando de la temblorosa mano del ladrón.

-Disculpa... -dijo el que más pudo esforzarse para hablar en medio de su confusión-, nos equivocamos de persona.
-Yo siempre soy la persona equivocada.

Los tres hombres se alejaron corriendo.

-Pero para todo...

10.22.2011

Otro prólogo

Ximena se rodeaba de amigos que tomaban, pero ella no lo hacía. Solo se apoyaba en la mesa con ellos, conversaba y se reía al verlos hacer idioteces ebrios.

Y Vaz llegó a la reunión.

"Camina y mira a los otros como si fuera increíblemente genial" pensaba ella con los ojos fijos en él. "No necesariamente mejor que los demás, pero definitivamente genial. Sus gestos, su mirada, su postura... No lo soporto. Pero me cae demasiado bien."

-Xim -saludó él.
-Xim suena a nombre de niño.
-Pero todos te dicen Xime.
-Y tú no eres como todos, ¿no?

Él solo rió.

-Hoy mi perro aprendió a saltar entre los sillones.

"Solo viene y comienza a hablarme de lo que sea, como si tuviera verborrea."

-¿Sabes quién es Mackenzie Phillips?

"Cualquier cosa... con tal de hablarme. Creo que le gusto."

-...como si no hubiera un mañana.

"No se cree genial, ES genial. Lo malo es que es consciente de ello y actúa acorde."

-Así es -respondió ella-, mañana podría ser muy tarde.

Cogió un vaso y se sirvió vodka con naranja. "¿La botella de vodka no estaba al otro lado de la mesa?"

-¿Quieres bailar más tarde?
-Sabes que no bailo.
-Conmigo.
-Exacto -rió-. Y apestas a alcohol.
-El alcohol no apesta, Xim -terminó su vaso-. ¿No te cansas de estar parada? -señaló una silla justo detrás de ella.

"Esa silla no estaba ahí, estoy segura."

Él se olvidó de bailar y conversaron toda la noche.

-¿Cómo crees que se acabe el mundo?
-No se va a acabar, solo va a cambiar.
-Entonces se acabará el mundo como lo conocemos, un mundo configurado por los humanos.
-Mejor pregúntame cómo creo que nos extinguiremos.
-Bueno, ¿cómo?
-No lo haremos, nos adaptaremos como siempre. No todos, claro. Varios morirán, la mayoría. Pero otros se habrán desarrollado y estarán aptos para los cambios.
-¿Vamos a evolucionar? ¿Nos ves con alas, garras, extremidades más largas, lenguas prensiles y visión nocturna?
-No, no -rió-. Dudo que nuestro cambio sea de ese tipo, Xim. Respecto al cuerpo, no habrá ninguna diferencia.
-Entonces podría haber comenzado ya y nadie lo sabría.
-Así es...
-Hablas como si supieras mucho. O como si tuvieras una imaginación muy activa.
-Solo imagino las cosas como me gustaría que sucedieran.
-Todos lo hacemos, ¿no?
-Sí, supongo que sí... -bostezó.
-Hace sueño en Wonderland, pero las golondrinas no se callan.
-Los locos dicen más sin hablar tanto.
-Oh, Vaz...

Él prendió un cigarrillo.

-Perdón por el humo.
-¿La cajetilla no estaba al otro lado de la sala? ¿De dónde lo sacaste?
-¿Por qué tienes un mapa mental de toda la casa?
-No lo tengo, solo... soy muy observadora.
-Ya veo -exhaló humo a un lado.
-Bueno, ¿de dónde lo sacaste?
-Tengo mis métodos.

"Si tan solo fuera más modesto al caminar, al mirar, al hablar. Vaz..."

10.17.2011

Masquerade

Es una mascarada. Todos bailan en este gran salón, cambian de pareja, cambian de máscara, sonríen bajo el antifaz.

Y los segundos avanzan.

La música varía y el cambio de las caretas se da de acuerdo al ritmo de cada canción. De cara completa, solo antifaz, medio rostro, dorada, negra, blanca, simple, con adornos, con joyas, de trapo.

Pero los segundos marcan la duración de las cuerdas que sostienen las máscaras. Porque, eventualmente, se van a romper. Y todos lo saben, todos se preocupan por ese momento.

Menos nosotros. Tú y yo bailamos sin máscaras, sonreímos, nos miramos y nos reímos de ellos.

-No les doy más de un mes -te digo.
-¿Y a esos? Seguro un mes y medio -opinas sobre otros.

Te doy una, dos, tres, cuatro vueltas.

-Te gusta marearme, ¿no? -sonríes.
-Tal vez, un poco -yo también.

10.10.2011

Smoke

Inhalé.

Estábamos apoyados sobre la baranda del puente, mirando cómo se perdía el río, que pasaba debajo, en el horizonte nocturno.

Me volví hacia ella y exhalé lentamente. Entonces vi sus ojos brillando a través del humo, y solo sus ojos fueron suficiente. ¿Cuánto tiempo duró eso?

Me volteé para apoyar la espalda en la baranda.

-¿Escuchas eso? -mis ojos fijos en la luna.
-Ajá.
-¿Qué es?
-Colores. Se están moviendo.
-¿En serio?
-¿No me crees?

La abracé. La luna se reflejaba en sus ojos.

10.01.2011

Vientos azules

El Mago Azul, Señor de Ritz de las montañas, no se sentía muy cómodo teniendo que ir a visitar a El Cuarteto Mágico, conformado por cuatro magas del viento. A pesar de que él mismo se consideraba extraño, pensaba que ellas lo eran mucho más... o tal vez era él el más extraño. Nunca lo sabría, pero había algo en ellas que lograban sacarlo de quicio.

Aún así, dado que una gran guerra se aproximaba, le parecía necesario hablar con El Cuarteto, ya que, cuando estaban juntas, su magia era la única comparable a la de él. Tenían poder y sabiduría en su unión. A veces Rowen sentía envidia de esto, pero luego recordaba que no le gustaría depender de otros para usar su poder y que era uno de Los Tres Señores de Ritz... y se sentía mejor consigo mismo, como un niño que recuerda que tiene más dulces en casa que su vecino. Sí, como un niño.

Los picos helados por los que caminaba no eran para nada invitantes, pero el frío era su elemento, y el deslumbrante paisaje blanco del que podía disfrutar era una compensación más que suficiente.

El hogar de las magas de viento se encontraba al pie de una montaña, donde acababan los nevados y el blanco era reemplazado por el verde brillante del pasto. El mago estaba seguro de que usaban magia para mantenerlo tan perfecto.

Deslizó su mano por la gruesa túnica marina y tocó la puerta.

-¿Sí...?
-¿Eres tú, Brisa? Soy Rowen.
-¿Rowen? -la puerta se abrió y dejó ver a una joven vestida con una túnica blanca suelta en algunas partes del cuerpo y apretada en otras. El material también era mucho más ligero que el de la túnica azul- ¡Oh! ¡Eres el mago amargado que vive en una cueva allá arriba!
-¡No vivo en una cueva! Y no soy amargado.
-¿Quién es, Brisa? -se oyó otra voz desde adentro- Oh, el buen Mago Azul -Lisa, quien iba vestida con una túnica igual a la de su compañera, sonrió y lo cogió del brazo para jalarlo adentro. Rowen se quitó la capucha y dejó su vara a un lado antes de ser obligado a sentarse en la mesa, con una taza de té al frente y las otras dos magas sentadas a su costado.
-Hola, Lisa. Hola, Risia. Hola, Vesia...
-Qué oportuna visita -habló Vesia-. Sírvete té, Rowen.
-¿Oportuna? -le dio un sorbo a su taza- ¿Por qué?
-Necesitamos probar nuestra nueva poción -respondió Risia.
-No pienso tomar una poción hecha por ustedes.
-Ya lo hiciste -Lisa sonrió tiernamente.

Rowen bajó la mirada hacia su taza.

-Oh...

La cucharita de su taza tembló un poco y voló a la cara del mago para quedarse ahí pegada.

-¡Funciona! ¡Es magnético!
-Fantástico... -estaba irritado- Y una poción como esta es útil para...
-Divertirnos.

Una cacerola llegó volando desde la cocina y se posó en la cabeza de Rowen con un golpe seco.

-¡Mierda!
-Al parecer el campo magnético se va extendiendo con el tiempo.
-Eso es genial, chicas. En serio...

Las cuatro se quedaron mirándolo con expectativa.

-Ah, claro. La razón por la que he venido a visita...

Brisa rompió en carcajadas.

-Perdón... perdón -se esforzó en decir entre risas-, no puedo... no puedo tomarte en serio así...

Rowen extendió un dedo hacia la boca de Brisa y lo deslizó hacia un costado, sellando sus labios.

-Mucho mejor. Como decía, la razón por la que he venido a visitarlas es la próxima guerra civil. Considero que vuestra magia ritual es muy poderosa y pensé que deberíamos discutir qué va a hacer la comunidad de magos de las montañas. ¿Qué papel deberíamos tomar?
-¿A qué te refieres? -preguntó Vesia- La guerra es asunto de la gente de la ciudad.
-Lo sé, pero es probable que uno u otro bando venga a pedir nuestra ayuda. O que ciudadanos vengan a nosotros pidiendo refugio. Incluso existe la posibilidad de que nos veamos atacados en algún momento. Hay muchos escenarios que deberíamos discutir. Aunque no seamos parte de Ciudad de Ritz, somos parte del continente y no sabemos hasta qué magnitud va a llegar esta guerra.
-¿Ya has hablado con los magos de frío? -preguntó Lisa.
-La mayoría desea mantenerse lejos del conflicto, pero algunos otros afirman que se unirán a un bando por el precio correcto.
-Debemos hablar también con los magos de viento -dijo Risia-, eso déjanoslo a nosotras. Pero recuerda que también están los transmutadores y los invocadores.
-Me dirigía a ver a los invocadores luego de hablar con ustedes.
-Bien, entonces Lisa irá a ver a los transmutadores.

La maga que se encontraba muda se quejó con sonidos inentendibles. Rowen sonrió.

-Entonces reunamos a los representantes de cada tradición mágica. Me pondría en marcha en este mismo instante, pero de verdad me gustaría el antídoto de la poción que me dieron...
-¡La acabamos de descubrir, Rowen! ¿Cómo esperas que tengamos ya un antídoto para ella? -se rió Vesia.
-Haremos lo posible para tenerlo listo a tu regreso, buen Mago Azul -terminó Lisa.

Rowen suspiró. Cogió su vara y salió de la casa.

8.28.2011

Me gusta escribir en dos idiomas.

Y al final solo queda el silencio
Y al final solo queda la oscuridad.

Es ahí, al final de la semana, sin ruido, sin luz
y tú al medio
cuando te das cuenta que no está bien.

That's when you realize that the person you love
hates you
and it's not ok
you're not ok

It doesn't matter how many times throughout the week you say it is
You repeat it over and over in your head
just so you can
have a nice day

Pero no importa
no ahora

La verdad se esconde en la oscuridad
y te susurra en el silencio
"Tu estado no es el que se conoce como 'estar bien'.
¿Por qué te lo sigues repitiendo?"

And no, you can't even cry.
You wish you could, so you could also get some rest
a rest from all of this shit.

Pero ni ese alivio se te va a dar.
Ni el alivio de un abrazo, porque para conseguirlo tendrías que
admitir que nada está bien
y no lo vas a hacer, no durante la semana
no sin el riesgo de arruinarte el día

Pero está ahí, siempre, asegurándose de que no la olvides
In that fucking park, that fucking building, that fucking avenue, that fucking college, her fucking songs, her fucking name looking at you, it's looking at me right now. But it won't let me know if she can see me too.

That fucking road, a road of regrets.

And no, you can't even fucking cry.

8.07.2011

Tengo mucho sueño, me siento muy cansado
Creo que he estado así desde la mañana

Voy a volver a hacer lo que una vez te conté que hice
a echarme a escuchar música
te gustó la idea, te pareció genial que lo haya hecho
pero ya no

Me encanta cuando haces eso con tu cabello
tu cabello negro
éramos casi uno
desde las tres y treinta y tres de la mañana
hasta bembos
y a ti te gustaba... te gustaban los piratas
pero ya no

Me trataste bien, en un principio
yo también
y te gustaban algunas de mis canciones
y comenzaste a confiar en mí
te gustaron mis consejos
pero ya no

Me abrazabas mucho
teníamos en común un cierto gusto por el masoquismo
era bueno tener alguien con quién compartirlo
y me gustaba tratar de hacerte sentir mejor
me abrazabas sin razón
pero ya no

Compartiste tu parte extraña conmigo
era bueno saber que alguien compartía algunos de mis gustos más raros
nightmare fetishist a veces
bawwwer otras
random siempre
pero ya no

Fuiste la segunda
tan compleja, más de lo que aparentas
creo que veías algo parecido en mí
pero ya no

no engaño a nadie
no engaño a nadie
no no
a nadie

¿qué es todo esto?
es como una guerra
porque nadie gana
nada

voy a hacer lo que te dije
nuestra historia fue tan complicada
teñida entre brazos
sin alas, solo ojos que hablan y dicen más de lo que quisieras
tal vez

tal vez

tal vez
me derrito un poco

y después
después todo va a ser peor

Áyax

-Has crecido tanto, mi pequeño Áyax. Tienes la fuerza y el pelaje azabache de tu padre, cuya vida fue arrebatada hace ya tantos años.
>Oh, mi querido cachorro, solo mírate. La determinación en tus ojos no tiene igual, tus colmillos pueden deshacer rocas, tu tamaño es comparable al de las montañas; no hay presa que no puedas capturar ni enemigo al que no puedas vencer.
-Estoy listo, madre. Me he preparado toda mi vida para esta misión, para vengar a Locke, mi padre, maestro del disfraz, astuto entre astutos, cazador de humanos.
-Y gran líder, padre amoroso, quien salió un desafortunado día a buscar alimento para los suyos y terminó lleno de rocas, en el fondo de un río, muerto a manos de un cazador del bosque... un maldito cazador.
-Pero el día del juicio ha llegado, la retribución no puede esperar más.
-¡Cumple tu misión, Áyax! ¡Venga a Locke, tu padre; haz orgullosa a tu madre!
El titánico lobo salió corriendo de la cueva a velocidad cegadora y se dirigió a la colina más elevada del bosque, desde cuya cima lanzó un aullido a la luna desde su corazón. "Siempre contigo, padre." Y retomó la marcha hacia la cabaña en medio del bosque, hogar de un antiguo enemigo, a quien vería por primera y última vez, pues solo uno quedaría vivo.
***
La edad no había hecho sino darle más experiencia al cazador. Su físico se mantenía de manera excepcional, su destreza con el arma de fuego era envidiable; su precisión, mortal.
A pesar de ser uno de Los Tres Señores de Ritz, vivía de manera sencilla, asegurándose de mantener su territorio, el bosque, seguro para los humanos.
Cazaba la comida diaria cada mañana, antes de que saliera el sol, y pasaba el resto del día leyendo algún libro de su aparentemente interminable biblioteca frente al fuego de la chimenea, arriba de la cual había colgada una piel de lobo, trofeo de su juventud.
Sin embargo, desde el momento en el que escuchó aquel aullido profundo, supo que esa no sería una noche tranquila, así que se preparó. Cogió su escopeta y puso su sillón frente a la puerta. Se sentó a esperar.
Comenzó a escuchar las pisadas del lobo en la tierra, cada vez más fuertes, cada vez más cerca. Calculó que en cuarenta segundos habría llegado a su cabaña. Contó... diez... veinte... treinta... silencio.
El cazador se levantó alarmado de su asiento. Se dio cuenta que no tenía la situación bajo control. Comenzó a correr hacia la puerta, pero la pared a su espalda fue destruida brutalmente, y del orificio salió un zarpazo que lo tumbó y le hizo perder la escopeta.
Se reincorporó rápidamente y trató de recuperar su arma, pero el lobo lo volvió a detener. Esta vez lo pegó al piso poniéndole una sola pata encima. Al hombre se le hacía difícil respirar.
-Mírate, cazador, tan frágil, tan débil... Tal vez esperé demasiado tiempo para venir a buscarte, esto es muy fácil..., pero tenía que estar seguro.
-¡Silencio, bestia!
-Claro... ahora yo soy la bestia..., cuando fuiste tú el que asesinó a mi padre.
-Tenía que proteger a esa niña.
-Esa niña era su presa, ganada justamente. Alteraste el orden natural, cazador, por tu orgullo, por querer demostrar que eres un poderoso héroe. Pero mírate... tán frágil, tan débil.
Durante la conversación, el humano había logrado alcanzar su bolsillo, en el que guardaba una daga, sin que Áyax se diera cuenta. En cuanto la tuvo en su poder, la clavó en la carne del animal, el cual saltó hacia atrás y gimió de dolor.
El cazador aprovechó la oportunidad, agarró su escopeta y disparó sin pensarlo dos veces. Pero el lobo ya estaba afuera de la cabaña, escondido en la oscuridad.
Se puso a recargar la escopeta, cuando oyó pasos y el crujir de la madera en el techo. Apuntó hacia el origen del sonido y disparó. Silencio. Tres minutos de silencio. Con cautela el cazador salió de su morada, manteniendo el arma apuntada hacia el techo, pero fue desde atrás que vino el siguiente golpe.
Una vez más era prisionero de la robusta pata de Áyax, pero esta vez se encontraba boca arriba y los ojos de ambos se encontraban.
-Pobre cazador... esto es por Locke.
Las garras, con un solo golpe, destruyeron el cráneo del hombre y dejaron en su lugar una pulpa sanguinolenta y sin vida.

Blanco y negro

"Mi pueblo derrama lágrimas de sangre, lanza gritos de agonía. Y no puedo hacer nada al respecto. Y todo es mi culpa. Fui infantil, egoísta, insensible... traicioné a mi gente, lo perdí todo..."
La Princesa Bianca miraba cómo moría su amada ciudad a través de la ventana de la carroza que huía de aquel lugar para salvar a Su Majestad.
El Caballero Negro, la fiel Alicia, la acompañaba, sentada frente a ella. Ahora que había dejado el yelmo a un lado, podía verse su cabello negro enmarañado cayendo sobre la mitad izquierda de su rostro, medio escondiendo aquella expresión de derrota profunda. Aún así intentó animar a su princesa.
-Este no es el fin, Su Majestad. Lucharé a su lado hasta dar mi último respiro. Acia pagará su traición. El reino será reconstruido -hizo su mejor esfuerzo por sonar creíble. Tal vez, si se lo repetía suficientes veces, ella misma llegaría a creérselo.
-Gracias, Alicia... gracias.

8.06.2011

Soy Azul

HAI THERE, LADIES AND GENTLEMEN

Soy Azul. Nadie me dice así, pero lo soy.
¿Qué color eres tú? Conozco gente roja, verde, amarilla, blanca (muy blanca) y negra (muy negra).
No soy racista, soy simbolista.
Por ahora solo vas a escuchar pasos
pasos pasos pasos
son mis pasos, me estoy yendo
no sé por qué
no sé a dónde
no sé qué me espera
ni si te voy a volver a ver
¿Y si estoy caminando en círculos?
Entonces te voy a volver a encontrar
a menos de que te vayas.

Sabes que los comienzos son geniales, están llenos de expectativa, de aventura
pero terminamos persiguiendo al fantasma de algo bueno
Es ahí cuando volvemos a comenzar.
Todo se acaba, pero siempre comienza algo nuevo.

Soy Azul.

¿Cuántas veces has recordado? ¿Cuánto hablas sobre mí? ¿Te has dado cuenta de todas mis tonalidades?
Recordar es un placer cuyo precio es perderse algo del presente.
Por eso, solo hazlo cuando no tengas nada importante que hacer.

Esa canción fue un golpe. Ya unos meses habían pasado desde que se la mostré... varios meses... y aún la tenía en su iPod.
esa canción esa canción esa canción
y todo lo que significaba...
fue un golpe fuerte
pero ya estoy hecho de hielo
y no pienso derretirme.

¿De dónde eres? ¿de qué color eres?
Nunca me preocupe en eso, nunca te puse nombre

Y tú...
eres interesante, ya pensaré en un nombre
en un color
color
color
color
dolor

¿Puedes ser más?
¿puedes ser menos?
Ya no sé en qué estoy, pero estoy acá, estoy contigo
sí, mientras me leas voy a estar contigo
y escribirte también me hace sentir cerca tuyo

Una vez roja dijo que no era nadie y que era todos
lo entendí en el sentido de que un actor es muchas personas
y por eso mismo deja de ser sí mismo

¿Cuántas personas soy yo?
¿Cuántos nombres y colores tengo?

Soy Azul
pero una vez fui plateado
otra vez fui rojo
otra vez fui blanco
otra vez fui negro

Deja que un poco de duda se escurra por tus dedos
se siente bien
luego la bebes...
pero es humo
y somos cinco
¿cuántas veces fuimos cinco?
yo quería que fuéramos dos

Ten compostura, mantén tu postura.
Eres de hielo azul.

Siempre me gustó el viento, el aire
pero todo indicaba que era agua, océano
por eso decidí ser hielo, frío
estoy congelado por afuera, pero adentro tengo algo raro
tengo dos personas
y una es de fuego
ella me bloquea, me manda a dormir, me hace callar
aunque solo cuando la dejo
solo cuando ya no tengo forma de parar por mí mismo

Esta vez no.
He vuelto.

Azul

7.21.2011

They call me the breeze.

Los hermanos Krim se sentaron en la oxidada mesa en una habitación cuyas paredes habían sido víctimas de la humedad. Un solo foco de luz amarilla alumbraba el lugar desde el centro del techo, sobre la mesa.

-Tenemos que limpiar este lugar -Nid era el mayor y contaba con una voz varonil y entonada.
-Siempre te acuerdas cuando tenemos algo importante que hacer -Jid era el menor, pero no se notaba-. Alastor no va a esperar a que terminemos de barrer para comenzar el ataque.
-Como sea... -sacó un archivo y lo abrió. En él estaban un plano y el perfil y una foto de Lilian, el objetivo de Jid- Su resistencia mental es admirable y peligrosa, pero es la única que se va a poder acercar a Alastor.
-Me subestimas, hermano.
-O tú la subestimas a ella. Confío en ti.

Jid se echó en una cama que estaba en un rincón de la habitación y cerró los ojos. No trataba de quedarse dormido, sino de liberarse de su cuerpo.

-¿Ya te fuiste? -su hermano le movió el hombro, pero no obtuvo respuesta- Supongo que sí.

"Así es", escuchó la voz de su hermano en la mente.

El ser etéreo de Jid se inclinó sobre el mapa un vez más y salió de la habitación atravesando el techo. Voló sobre innumerables calles durante unos minutos; la ciudad era enorme, pero en esa forma la velocidad era casi voluntaria, solo la disminuía para poder ver bien los nombres de las calles y no perderse.

Finalmente reconoció la construcción a la que debía ir. Era un viejo almacén abandonado rodeado de terrenos baldíos; se encontraba en la parte peligrosa de la ciudad, pero "peligro" para los humanos significaba poco para los Vástagos.

Se acercó y trató de localizar a Lilian, pero no se encontraba a la vista, así que decidió inspeccionar, con toda confianza, la mente de uno de los guardias. "Un cuarto subterráneo, eh...". Lo único que el peón sintió fue una brisa de aire frío durante un breve instante, y cometió el grave error de no prestarle atención.

Jid descendió por el concreto hasta toparse con la cámara de la vampiro. Estaba ahí, sentada frente al espejo en un cuarto color durazno. Se acababa de maquillar el rostro y ahora se pintaba las uñas como si se trataran de pequeñas obras de arte. Jid aprovechó lo ida que estaba en ese momento y atacó sin dudarlo. Primero, la visualizó como una fuerte estructura, impenetrable; luego decidió hacer una puerta... y ella no lo notó. Pensó en lo fácil que se le estaba haciendo la tarea y se apresuró a entrar a la mente de Lilian, pero fue detenido inesperadamente. La puerta se había cerrado. Ella se puso de pie y dio media vuelta tranquilamente, mirando hacia el centro de la habitación con sus profundos ojos oscuros.

-Seas quien seas, no sabes con quién te metes -sonrió y emitió por toda la habitación una sonda psíquica de su cabeza coronada de rulos negros-. Así que ahí estás... -Volvió a emitir una sonda, pero mucho más poderosa y concentrada en la ubicación de Jid.

El vampiro sin cuerpo la esquivó con agilidad y se dio cuenta de que tendría que entrar por la fuerza. Arremetió contra Lilian tres veces antes de que esta volviera a atacar.

-No sabes con quién te metes... no sabes...

Era muy cansado para la vampiro resistir los ataques al mismo tiempo que mantenía su ofensiva, por lo que su defensa no tardó en quebrarse. Jid dio el golpe de gracia en esta y entró a la mente de Lilian.

"No, Lilian, no sabes con quién te metes". Inmediatamente comenzó el ataque mental, el cual simplemente consistía en crear presión sobre la psique.

-¡Detente! -la Vástago cayó al piso de dolor, con las manos sobre la cabeza- Esto recién comienza... Jid.

"Vaya, sabes mi nombre. Yo tengo acceso a toda tu mente, querida. Ahora, si quieres que..." Lilian contraatacó con fuerza, tratando de echarlo de su mente.

-Estás en mi mente, me parece que estás en desventaja, querido -la presión de Lilian atacaba por todos lados a Jid, quien respondía tan bien como podía. Era un intercambio constante de energía psíquica que parecía no tener fin.

Krim huyó hacia los recuerdos de los primeros años de vida de la vampiro y espero a que lo siguiera. Una vez esta lo hizo, él comenzó a evocar las memorias que ahí se encontraban: su accidente en bicicleta; momentos con sus padres, muertos ya hace décadas; su primer beso, con el presidente estudiantil, con quien también fue a la fiesta de graduación; y el día en el que cortaron. La distracción funcionó a la perfección, en especial con el último grupo de recuerdos, y Jid la sometió sin oposición.

"Parece que alguien sigue siendo una adolescente por dentro". Su risa resonó por toda la mente de Lilian y esta cayó al piso, derrotada. "Ahora vamos a divertirnos. Ve a la cocina". Lilian trató de resistirse una vez más, pero fue inútil; se levantó, subió a la planta principal y entró a la cocina. "Busca la glicerina, vamos a hacer... fuegos artificiales". Su rostro se llenó de terror, intentó hablar, pero Jid la detuvo. "No tenemos tiempo para charlas, ya casi son las tres". Silenciosamente y con desesperación, la vampiro comenzó a fabricar la bomba.

"Ahora, escóndela en tu abrigo. Vamos a visitar a tu amorcito en la planta alta. Apresúrate". Lilian comenzó a llorar de impotencia ante lo que sabía que iba a suceder. Derramó lágrimas todo el camino hacia la oficina de Alastor, quien se encontraba mirando por la ventana la ciudad que pronto conocería el terror... o eso pensaba.

Se volvió hacia la puerta en cuando Lilian la abrió.
-¿Amor? ¿Qué sucede? -las lágrimas le habían corrido todo el maquillaje. Su apariencia decadente iba a la perfección con la situación- Ven aquí...

Intentó decirle que no, que no se le acercara, pero Jid la mantenía en silencio. "Camina hacia sus brazos abiertos que te esperan, Lilian".

-A-Alas... gr-gracias por i-ir conmi-go al ba-baile de gra-duación -luchó por decir entre sus brazos-. Lo... lo... sien-to.
***
-Un trabajo impecable, hermano -lo felicitó Nid una vez se hubo despertado, de vuelta en la humedecida habitación.
-Gracias -respondió satsifecho-, pero me ha dejado molido. Será mejor que descanse. Ah y... deberías limpiar esto, los chicos de Alastor tenían su base más limpia.
-...

6.29.2011

Hilos

No lo vas a admitir, pero creo saber lo que quieres.

-¿Por qué debería ir contigo?
-Porque... quieres invitarme -se comenzaba a quedar sin argumentos.
-No, no quiero -la voz de ella era como la de un niño, con la capacidad de ser dulce y dura a la vez.
-Sí, sí quieres.
Ella le dio la espalda y comenzó a caminar.
"¿Qué crees que haces?". La siguió y la tomó de la mano.
-Suéltame.
-Siempre te pones en primer lugar a ti misma, ¿verdad?
-¿Tú no?
Quería decirle que no, que ella ocupaba el primer lugar, pero decidió hacer algo diferente.
La jaló hacia él y la abrazó como si nunca la fuera a soltar.
-Sí -dijo ella con la cabeza apoyada en su cuello-, quiero ir contigo.
Él sonrió y le dio un beso en la frente.

Her eyes say no

"I can't handle this". Ya se había acostumbrado a pensar en inglés de vez en cuando.
Caminó con pasos desviados sobre el pasto, queriendo tirarse sobre él y dejar que el rocío nocturno lo moje. Queriendo no levantarse otra vez.
Se había quedado perdido en sus ojos momentos atrás, los había anhelado tanto.
Hubiera querido que el momento en el que sus manos rozaron se prolongara, que se transformara en un entrecruce de dedos.
La música sonaba a su espalda.
Hubiera querido tanto, pero sus ojos le dijeron "no".
-Mírate.
-Mierda -le habló al aire; su interlocutora solo existía en su mente-, tú otra vez.
-Patético. Mírate.
-Nunca he llegado a comprender tu razón de ser. Eres parte de mí, ¿por qué me atormentas?
-No lo hago... Sabes a dónde va a llevar todo esto, ¿no? -cambió de tema.
-A otro fin y, luego, a otro comienzo. Es el ciclo usual.
-Perdiste.
-Tal vez, tal vez no. Puede que aún tenga oportunidad.
-Siempre piensas eso. Y no creas que ahora "tienes trucos bajo la manga", porque sabes que nada va a funcionar. Harías bien en hacerle caso a tus impulsos y tirarte al pasto. ¡Qué más te queda!
Él comenzó a reir.
Rió.
Rió.
Rió.
-Estás loco, por eso siempre terminas así. ¡Demente!
Él se limitó a seguir desternillándose.
-¡Sus ojos! ¡Sus ojos me dijeron que no! -Luego de una pausa, agregó- Tal vez... tal vez el pasto sea cómodo...

6.14.2011

Devin

"¿Por qué..."
El joven yacía sobre el frío asfalto negro, con un ardor insoportable en su cuello.
"¿Merezco acabar así?"
Se estaba desangrando.
"¿Qué hice para que mi fin llegue de esta forma?"
La noche y el silencio eran testigos del evento.
"¿Tuve la culpa de algo?"
¿Sabes de ese momento en el que, antes de morir, tu vida comienza a pasar ante tus ojos como una película? Bueno, eso no iba a pasar... al menos no con TODA su vida, pero sí con la parte que él consideraba relevante ahora.
"Tal vez..., tal vez fue por ella..."
Evan comenzó a recordar...

~Capítulo 1: Mayra~

I
¿Que cómo terminé trabajando de ayudante de cocina durante mis vacaciones? Bueno, estaba esta chica del grupo con el que siempre salía... la conocía ya un tiempo, pero nunca me había fijado realmente en ella. Y, cuando lo hice, me di cuenta que estaba dispuesto a hacer muchas cosas por estar con ella...

Aquella noche estaba frente a mi computadora, conversando con mi mejor amiga sobre el tema.

Tamara: pero háblale máaas
Devin: es que no sé de qué, todo se pone awkward cuando trato de hacerle el habla
Tamara: tranquilízate :) acércate con calma
Devin: u_u trataré
Tamara: trata de encontrar la forma de pasar tiempo solo con ella
Devin: invitarla a salir no sería muy obvio?
Tamara: sí
Devin: tendré que ser creativo >.>

Era Jueves y la vería el Sábado, junto a los demás. Tenía algo de tiempo para prepararme...

Ah sí, también era Diciembre, y el espíritu de mi festividad favorita se sentía en el aire.

Con los ojos cerrados, antes de dormir, imaginaba que estaba frente a ella, tratando de articular y mantener una conversación coherente e interesante.
"¿Y qué planeas hacer en las vacaciones?"
"Tratar de pasar todo el tiempo que pueda contigo"
Bueno, tal vez estaba siendo muy optimista.
"Tratar de conseguir un trabajo"
Eso estaba mejor.
"¿En serio? ¡Yo también!"
"¿Sí? ¿En qué te quieres meter?"
"Eh..."
Eh...
"Aún tengo que ver, pero un tío tiene un restaurante, creo que se llama... ¿El Pez Morado?"
"¡El Pez Morado! Sería increíble... Oye, ¿crees que le puedas pedir trabajo para mi también? Puedo hacer de todo"
Eh... Cuidado con esa última oración. Bueno, esto era más realista.
"Claro"
Sonreí en mi imaginación y fuera de ella. El plan era perfecto... ahora, a esperar que en realidad estuviera planeando trabajar estas vacaciones.
***
Estábamos en Larcomar, yo y media docena de adolescentes; entre ellos, Mayra y Tamara.

Se nos acercó una niña con rosas.

-Cómprele una rosa a su enamorada.
-¿Quieres una, May? -dije a manera de broma y aprovechando la oportunidad para romper el hielo de la noche, pero...
-Sí -su sonrisa estrecha no me decía si debía tomarla en serio o no. Era obvio que esperaba algo, ¿pero era otra broma o la rosa?
-Dos soles -la niña decidió por mí y le entregó la rosa a Mayra.

Solo me quedó pagar y sonreirle a la chica que ahora tenía la flor entre manos y cuya sonrisa seguía sin decirme nada. Era una de esas sonrisas que uno usa cuando juega póker, la puta madre.

En fin, esa rosa iba a valer los dos soles que pagué por ella.

-Eso tiene que haber sido un robo.
-Fue un robo sutil, muy sutil -respondió.
-Oh, sí... Bueno, ¿al menos te gusta?
-Sí. Solo te estaba jodiendo -rió-, pero sí, sí me gusta.
Reí con ella- No pude distinguir para nada si estabas bromeando o no.
-Entonces trataré de ser más clara con mi sarcasmo, señor Devin.
-Muchas gracias, señorita Mayra.

Entonces pasó. Nos miramos y sonreímos al mismo tiempo.

-Se acaba el año...
-Sí...
-¿Qué tal acabaste tus cursos?
-Bien. Cuando de verdad te gusta lo que estudias, no cuesta mucho esforzarse.
-Solo porque en cocina casi todo es práctico.
-Puede ser, pero aún así... Me gusta demasiado. De hecho, creo que voy a tratar de conseguir trabajo de ayudante de cocina en estas vacaciones.

¡Bingo!

-¿Sabes? -por más que traté de evitarlo, una sonrisa se desbordó de mi boca mientras hablaba- Yo también quiero trabajar, en lo que sea, la verdad, pero da la coincidencia que mi tío tiene un restaurante por acá -extendí el brazo hacia mi derecha, en dirección al faro-; y, bueno, podría preguntarle si te puedo pasar la voz a ti también.
-Me harías el verano. Pregúntale, por fa'.
-Claro. Mañana le pregunto y te llamo. Fácil podemos comenzar a trabajar desde ya -solté una risa entre nerviosa y emocionada.
-Sí -sonrió con los labios.

5.22.2011

This is where we remember.

En el jardín de la residencia había un pequeño lago artificial. A la orilla se sentaba el Padrino, cara descubierta, máscara sobre la cabeza, con un cigarrillo en mano. Tenía la vista perdida sobre el agua de cristal.

-¿Estás bien? -Cisne se había acercado gateando desde atrás. También llevaba la máscara sobre la cabeza y un mechón de cabello negro cayendo sobre su rostro.
-Sí... solo que... La Noche del Cambio -ella lo miraba con expectación- algo sobre ella aún no me cuadra.
-¿Qué cosa?
-Bueno, las criaturas vinieron de otra dimensión, podría decirse que son los equivalentes de los animales de esta; entonces, ¿no debieron haber atacado más especies? Me parece imposible que solo existan tres formas de vida allá, ¡deberían ser cientos de miles!. Y luego pensé en otra pregunta -Cisne lo seguía con atención, sus ojos clavados en él-, ¿por qué atacaron? Los animales, por más agresivos que sean, no invaden las ciudades ni atacan a sus habitantes. Creo que... alguien los estuvo controlando.
-¿Eso crees?
-Sí y... es preocupante ¿Quién podría hacer algo así y por qué querría hacerlo?
-Sea quien sea no se ha mostrado, tal vez no haya motivo para preocuparse.
-No sé..., no puedo evitar hacerlo.
-Tranquilo -sonrió y le puso una mano en el hombro-. Tienes que estar relajado para tus nuevos alumnos.

El Padrino volteó a verla con una sonrisa y rió.

-Tienes razón.
-¿Te acuerdas cuando nos enseñaste a nosotros?

Volvió a reír y respondió:

-Cómo olvidarlo...
***
El Padrino nunca supo qué había sucedido con sus padres; se crió en un orfanato, en el que conoció a los que serían sus mejores amigos de ese momento en adelante. Siendo el mayor del grupo, lo seguían a todos lados y lo acompañaban en sus aventuras fantásticas en el jardín de su hogar. Claro que no fue así siempre.

Él, desde niño, había sido muy reservado. Solía jugar solo con sus cubos de plástico, armando torres y castillos. Los otros doce chicos no se conocían entre sí aún, pero tenían algo en común: lo miraban con curiosidad; a él y a sus construcciones, impresionantes para un niño de cinco años.

Jana fue la primera en acercársele.

-¿Cómo te llamas?

Él no respondió.

-¿Jugamos?

La niña no esperó respuesta. Se sentó frente a él, con los cubos en medio, y comenzó a armar una torre. Después de unos instantes, el pequeño habló finalmente.

-Eres buena.

Ella sonrió.

-Pero tenemos que reforzar los muros. Los dragones vendrán por el este.
-¿Qué necesitamos?
-Los cristales de la cueva -señaló un pequeño matorral.
-Vamos -dijo tomándoselo en serio.

Los dos niños se adentraron en los arbustos... y los demás los siguieron. No solo acababa de hacer amigos, sino también compañeros de aventura.

-Vengan -les hizo una seña para que se fijaran debajo de su cama, de donde sacó varias máscaras de papel maché. Los niños estaban maravillados.
-¿Tú las hiciste?
-Claro. ¿Quieren una?
-¡Sí! -respondieron al unísono.
-Jana primero. ¿Qué animal te gusta?

Crecieron juntos para ser inseparables.

Al ver que llevaban sus máscaras a todos lados, una de las madres del orfanato bromeó con otra:

-¡Pareciera que estamos en una mascarada!

Estas palabras llegaron a los oídos del Padrino, ya de unos ocho años. Y le gustaron.

-¡Escuchen! A partir de ahora nos conocerán como La Mascarada.

Los niños amaron la idea. No tenían mucho, pero tenían lo necesario para divertirse sin fin: sus mentes. Los niños amaban sus vidas hasta ese momento.

Sin embargo, cinco años después, al cumplir el Padrino trece años, llegó un hombre viejo al orfanato. Entró a la oficina principal y salió media hora después al cuarto de los chicos.

-Hola -las arrugas de su cara se marcaron al sonreir-, me llamo Henno, soy tu tío-abuelo, pero puedes decirme tío... o Henno... o tío Henno, como prefieras.

-¿Me va a llevar? -preguntó levantándose la máscara.

Los otros doce niños estaban parados detrás de él, mirando a Henno a través de sus caretas. El viejo respondió sabiamente.

-Veo que has hecho buenos amigos acá. Sí, vas a vivir conmigo de ahora en adelante, pero puedes venir a visitar el orfanato cuando quieras. -Se arrodilló para estar a su altura al ver que bajaba la cabeza- No estés triste, te aseguro que no perderás a ninguno de ellos; además -susurró en su oído-, vas a ver que esto te beneficiará más de lo que crees.

El niño lo miró intrigado por sus palabras y rápidamente identificó que se encontraba frente a una nueva aventura, una de proporciones que nunca habría logrado imaginar y cuyo fin no llegaría sino hasta muchos, muchísimos años después.

-Está bien. Déjame despedirme, tío -pidió mientras se volteaba a ver a sus amigos-. La Mascarada permanecerá unida... los veo mañana.

Había decidido terminar su despedida con una sonrisa, pero el grupo tenía otros planes. Lo acorralaron en un gran abrazo grupal.

El chico se subió al auto con su pequeña maleta y el tío Henno condujo hacia una parte alejada del centro de Delaran. Llegaron a una elegante zona residencial y se detuvieron frente a unas rejas con las iniciales del tío, H. L. Estas se abrieron al comando de voz de Henno.

Siguieron avanzando. El camino pasaba por una gran área verde y terminaba en una pileta, frente a la gran mansión. El estilo de la construcción era neo-victoriano con acabados góticos. Desde donde estaba, el futuro Padrino no podía ver el fin de ella.

Ambos pasaron y fueron recibidos por el mayordomo. Henno presentó a su sobrino-nieto.

-Luego te conocerán los demás criados. Por ahora, deberías ir a escoger tu habitación... mi casa es grande, pero no la comparto con nadie, así que tienes muchas opciones. Bienvenido.

El chico, incapaz de articular palabras ante tanto lujo, sonrió de oreja a oreja y corrió escaleras arriba con su maleta en mano.

Escogió una habitación con vista al enorme jardín trasero, en el cual había un gazebo blanco, una amplia piscina, un lago artificial y un camino de piedras blancas a lo largo de todo el pasto. Una muralla de frondosos pinos terminaba el paisaje.

Acomodó sus pocas pertenencias en los cajones de una cómoda y colgó su máscara sobre el espejo. Se sentó sobre la cama y contempló los finos acabados victorianos en la madera de los muebles y el papel tapiz dorado con marrón de las paredes. Sentía que había viajado al pasado y le encantaba.

A la hora de la cena, Henno presentó a su sobrino a los otros empleados de la mansión; eran unos diez, a parte del mayordomo, que tenían que hacerse cargo de que todo esté en orden. Una vez se hubieron retirado, comenzó a hablar con el chico.

-Me imagino que te han estado dictando clases en el orfanato; bueno, mañana vendrá un tutor para continuarlas. Pero, a parte de eso, hay otro tipo de clases que te daré yo personalmente. Pásate por mi estudio luego de cenar -terminó con una sonrisa tierna.

El Padrino asintió. Sabía que estaba cerca a algo grande, y ya quería saber de qué se trataba.

Semanas después, en una de sus visitas al orfanato, se lo contó a sus amigos.

-Mi tío me está enseñando magia.
-¿Magia de verdad?
-Sí... bueno, dice que aún no la podemos poner en práctica, pero ir aprendiéndola nos dará una ventaja cuando sea posible.
-¿Será posible?
-Creo que sí... me ha mostrado un libro... Quiero creer.
-Suena interesante -dijo Jana.
-Sí, deberías enseñarnos algo algún día.
-¡Sí!
-Creo que lo haré -sonrió ante la aprobación de La Mascarada.

Los años pasaron y el Padrino probó ser un prodigio no solo académico, sino también en el campo de la magia, contentando a su tío.

-Me alegra haberte poder pasado todo mi conocimiento en tan poco tiempo -dijo tiempo después, en su lecho de muerte-, he dedicado toda mi vida a esto y veo que rendirá sus frutos contigo, querido sobrino. No solo te dejo todas mis posesiones materiales, sino también todo mi conocimiento, lo más valioso que tengo. A partir de ahora deberás seguir tú, aunque no necesariamente solo -le guiñó un ojo. El joven ya sabía a lo que se refería-. Gracias por hacerme orgulloso.
-Seguiré adelante, Henno -dijo sosteniendo su mano entre las suyas y con una lágrima rodando por su mejilla-, seguiré adelante.

Habiendo alcanzado la mayoría de edad recientemente y contando con la riqueza de su tío, el Padrino estaba en condición de adoptar a La Mascarada. Y así lo hizo.

Recordó su propio rostro al ver los de ellos cuando estuvieron frente a la mansión, y rió.

-¡Escogan sus cuartos, niños! -bromeó.
-¡Nada de niños!

Con la dedicación de su tío, el Padrino instruyó a sus amigos en el arte de la magia durante un par de años. Hasta que decidieron fundar La Familia.

Compraron un sanatorio en desuso a las afueras de la ciudad y lo llenaron de vida... de magia; este sería su cuartel general. Seleccionaron cuidadosamente a sus primeros miembros y les encargaron que le pasaran la voz a las personas que creyeran apropiadas para la sociedad.

La Familia y sus miembros crecieron en número y en conocimiento en pocos años.

La teoría mágica era extensa, pero aún así llegó el día en el que la última miembro de La Mascarada la dominó. Y pasó a usar una máscara elegida ya hace muchos años.
***
Mandy y David se acercaron por el camino de piedras blancas.

-Estamos listos... -la voz de Mandy se fue apagando. Era la primera vez que veían al Padrino sin su máscara, y no se veía mucho más viejo que ellos. Le echó unos veintipocos.

Ambos magos sonrieron.

-Muy bien. Escuchen, la magia consiste en comunicarle nuestra voluntad a la realidad para que la cumpla. El medio que usamos para esto son los sigilos, símbolos mágicos. Y el precio que hay que pagar es el Éter... Eso es la magia a grandes rasgos. -Abrió El Libro de Hécate sobre el pasto- En estas páginas comienza todo.

5.15.2011

This is where you thank us.

El gobernador era un hombre mayor, alto, de facciones rectas y cabello cano. Vestía un terno azul oscuro y una camisa blanca con delgadas rayas verticales también azules. Su corbata era azul marino con detalles dorados y tenía un adorno de oro en ella.

Su imponente voz pronunciaba palabras humildes. La Mascarada estaba sin palabras, se habrían visto sus rostros estupefactos si no hubieran tenido las máscaras puestas.

-No sabemos cómo agradecerles...
-No es necesario, señor Gobernador -respondió con seriedad el Padrino-. Esta también es nuestra ciudad. La Familia se hará cargo de las reparaciones necesarias y de comenzar a poner esta ciudad en estado habitable, como habíamos dicho antes.
-Avíseme si necesitan algo.
-No se preocupe, señor.

En el transcurso de los siguientes días, La Familia entera trabajó sin descanso. Las construcciones dañadas fueron reparadas y los escombros de las destruidas fueron retirados. Se terminaron de adaptar las granjas y los invernaderos para que funcionasen con sigilos. Todos los paneles solares fueron reemplazados por los sigilos que producían Éter a partir del sol. Se construyeron canales que llevaban el Éter de los paneles y de los ríos a un complicado conjunto de sigilos que trataban el Éter líquido y lo convertían en algo parecido a electricidad púrpura, la cual podía ser llevada por toda la ciudad con más facilidad que el líquido.

Se crearon diferentes artefactos mágicos. Estos eran creados por medios mágicos y funcionaban con Éter, pero el usuario no necesitaba saber magia para usarlos. Era la manera de La Familia de hacer la vida tan fácil como antes sin tener que compartir el conocimiento mágico.

Mientras se adaptaba la ciudad, los delarianos vivían en sus hogares y eran asistidos por miembros de La Familia para satisfacer sus necesidades básicas.

Pronto, un distrito había quedado completamente habitable y con todas las comodidades que solía ofrecer la tecnología.

-Esto, Panda -el Padrino admiraba el brillo púrpura que bailaba por sobre las calles, llevando la energía mágica a todos lados-, sí es una razón para celebrar.

La Mascarada se había alojado en el Palacio de Gobierno durante este tiempo. Un día, aún lejos de terminar las obras en la ciudad, el Gobernador los llamó a un largo salón en cuyo centro había una mesa, también larga, hecha de piedra índigo pulida bellamente. Las paredes estaban adornadas por cuadros de gobernadores anteriores con marcos de oro. La decoración en general era sobria, fina y elegante.

El Gobernador se sentó en el asiento de uno de los extremos; el Padrino, en el del extremo contrario. Los demás miembros de La Mascarada tomaron los asientos laterales.

-Señores -los enmascarados se sintieron raros ante tal nombramiento; habrían preferido "jóvenes"-, el pueblo de Delaran me ha expresado su voluntad de cumplir la petición que La Familia hizo en un principio a manera de agradecimiento, a pesar de que su organización no ha insistido desde el incidente de la invasión a la ciudad. Van a pagar la cuota o a trabajar en las minas.
-Nos alegra que sea así -respondió el Padrino con una sonrisa bajo la máscara; ya había decidido volver a requerir el pago de la ciudadanía una vez terminaran las obras- y que los delarianos se den cuenta de lo que hacemos por ellos. Por otro lado, señor Gobernador, quería decirle que nos gustaría el establecimiento de una institución encargada de todos los asuntos mágicos; esta estaría a cargo de nosotros, por su puesto.
-No veo ningún inconveniente con eso -el Gobernador se encontraba aliviado de conservar su puesto.

La reunión terminó, pero La Mascarada aún tenía un asunto pendiente, aunque más interno. Esta vez se reunieron en una sala de estar que se les había cedido aparte de los cuartos. También los acompañaban Mandy y David.

-¿Qué será, entonces? -preguntó Búho.
-Una votación parece lo más justo -respondió Panda.
-Entonces -dijo el Padrino- ¿quiénes están a favor?

Durante este tiempo, cada miembro de La Mascarada había tenido tiempo de conocer bien a la pareja y ambos muchachos se habían esforzado en estrechar lazos con los magos. El resultado: trece manos levantadas.

-Está decidido. Mandy, David, bienvenidos a La Familia.

4.14.2011

This is where we fight.

El sol se había alzado hace ya una hora.

El sigilo solar convertía la luz en Éter, pero diferente al fluvial. El Éter solar consistía en radiación y solo podía ser almacenado en medios físicos que contasen con un sigilo de contención solar, el cual estaba cosido en todas las túnicas de La Familia; por eso estas brillaban con luz áurea.

Los sigilos de escudo también estaban cosidos en las túnicas y lo que hacían era hacerlas resistentes como el titanio, pero también quitarles algo de flexibilidad y aumentar su peso, aunque esto último era compensado por los sigilos de mejora física.

Lobo se lanzó contra el alarido del subterráneo. Cada golpe de sus puños cubiertos de Éter era como la explosión de una granada. La bestia retrocedió y rugió ante la ráfaga de golpes que iba destruyendo su monstruoso cuerpo. Finalmente quedó una masa humeante con los tentáculos destrozados. Esta abrió su boca de múltiples dentaduras, que había quedado al aire, y dejó salir un último chirrido antes de que Lobo dejara caer una pequeña esfera de Éter dentro de ella. Instantes después, mientras él se retiraba de la escena, una explosión se alzó a su espalda.

En el resto de la ciudad el ejército mágico de La Familia -que, aunque menos numeroso que el de Delaran, estaba mucho mejor armado- combatía a las bestias y defendía a los delarianos junto a los soldados.

Ya que ahora contaba con una fuente mayor de energía, La Mascarada ya no tenía que moderar tanto su uso de Éter... y podía divertirse más.

Félin, acompañada por un escuadrón de La Familia, luchaba contra los monstruos del centro de la ciudad. Usaba su sigilo para amplificar los impulsos eléctricos de su propio cuerpo y lanzarlos como cadenas eléctricas hacia los lobos-araña. Una vez que uno era alcanzado por la descarga, ella aprovechaba los impulsos eléctricos de la bestia, con lo que la cadena saltaba a la criatura más cercana a la primera. De esta forma, la cadena adquiría potencia con cada salto.

Un delirio se mostró, junto a varios alaridos, ante el escuadrón. Los magos intentaron atacar, pero los monstruos eran muy fuertes como para ser afectados lo suficiente por los sigilos cinéticos. Entonces, las bestias contraatacaron; el delirio elevó su inmensa garra en el cielo y dio un zarpazo más rápido de lo que hubieran esperado. Varios magos cayeron heridos mientras que otros lograron esquivar el golpe mortal por centímetros.

Félin dirigió el arco eléctrico, ya bastante sobrecargado, hacia la titánica bestia y mantuvo la descarga. El delirio comenzó a agitarse, probablemente de dolor, y a correr hacia ella, aplastando todo a su paso. La maga intensificó la descarga tanto como pudo, pero la bestia no se detenía.

-Mierda -susurró para sí misma.

El delirio llegó a la posición de Félin con la garra elevada, pero en ese momento un haz de luz lo cegó por unos pocos segundos, en los cuales la maga desapareció de la vista. Había impregnado sus extremidades de electricidad estática y ahora se encontraba trepando rápidamente por el desagradable cuerpo del monstruo hacia su cabeza. Al llegar, la criatura intentó usar sus tentáculos para derribarla, pero la maga se movía como el rayo y se hizo camino hacia el rostro. Rápidamente sobrecargó uno de sus puños y con él golpeó uno de los ojos negros de la bestia. Esta rugió y se sacudió frenéticamente, pero ella mantuvo su posición gracias a la estática. Entonces, generó una esfera electromagnética y la introdujo en el orificio que acababa de hacer.

Félin se deslizó velozmente hacia el suelo y una explosión eléctromagnética iluminó el cielo de la mañana. El delirio cayó pesadamente sobre las calles de Delaran.

Liebre estaba, a diferencia de los demás miembros de La Mascarada, sola. Así lo pidió ella.

Se encontraba parada en medio de una de las zonas residenciales; esperaba. Segundos después llegó una horda de monstruos, encabezada por un delirio. Las criaturas se dispusieron a acometer contra Liebre, pero esta activó su sigilo en el momento justo.

Extendió ambas manos en dirección a las bestias y sus ojos parecieron adquirir brillo. Los monstruos se quedaron paralizados frente a la visión que se presentaba ante ellos. Instantes después, todos comenzaron a correr despavoridos hacia las afueras de la ciudad.

¿Qué pudo haber elaborado la mente de la pequeña Liebre que fue capaz de crear tanto pánico en aquellas criaturas, incluído el colosal delirio?

Fuere lo que fuere, la maga se dirigió al próximo grupo de monstruos a repetir su acto.

Cisne, por su parte, congelaba el vapor de agua del aire y le daba forma de agujas de hielo que lanzaba contra las criaturas. Estas caían muertas al ser traspasadas por los proyectiles helados.

Deshacerse del delirio que la comenzó a atacar a ella y a su grupo fue más difícil, debido a que no podía hacer nada que destruyera la ciudad, como un tornado.

La bestia atacó lanzando ácido de los orificios de su cuerpo, pero Cisne congeló el fluido en el aire. Las agujas de hielo solo conseguían enfurecer al monstruo y hacerlo más agresivo; varias veces estuvo a punto de aplastar a la maga con sus tentáculos. Ella aprovechó el último de esos golpes y saltó sobre uno de los apéndices para llegar a la cabeza. Una vez ahí, creó tantos proyectiles gélidos como pudo a su alrededor y, antes de que la bestia la tumbara con un zarpazo, los dirigió todos contra los ojos. El delirio rugió de dolor, pero seguía vivo y botó a Cisne de su cabeza.

La caída libre fue detenida por Fradd, un miembro de La Familia, y su sigilo cinético.

La criatura ahora se tambaleaba furiosamente, destruyendo todo cuanto estuviera a su alcance.

-Si logramos que las agujas se entierren más en su cabeza, lo más seguro es que perezca -sugirió Fradd.
-Vamos a necesitar usar nuestros sigilos juntos. ¿Puedes elevarme a esa altura?

El mago asintió e hizo lo que se le pidió. Una vez en el aire, Cisne se concentró en su sigilo cinético para empujar las agujas hasta lo más profundo de la cabeza del monstruo. Este volvió a rugir espantosamente, pero esta vez cayó muerto.

-Ya puedes bajarme -le gritó al Fradd.

Ciervo también hacía lo suyo en otra parte de la ciudad.

Con su sigilo podía abrir heridas a cierta distancia. Las hacía profundas y a lo largo de los cuerpos de los monstruos; era como tener un bisturí gigante, invisible y flotante. Con este método se deshacía rápidamente de los invasores y ya tenía planeado qué hacer con el delirio que venía en su dirección.

Contrario a lo que aparentaba, Ciervo era una chica capaz de pensar con la cabeza fría y actuar rápidamente.

Comenzó abriendo heridas en las piernas de la gigantesca criatura; esto la enfureció e hizo que atacara con todas las partes de su cuerpo. La maga esquivó los ataques y esperó a que usara la cola, la cual unió a una de las piernas. Esto hizo que la bestia se confundiera y perdiera el equilibrio, con lo que cayó estruendosamente al piso. Ciervo intuía que su punto débil era la cabeza, la cual ahora tenía a su alcance. Rápidamente se acercó a ella y cortó los tentáculos con los que intentó atacarla el monstruo. Entonces partió la cabeza en dos sin siquiera tocarla y un olor cenagoso salió del interior de esta.

Ciervo se alejó velozmente, pues no soportaba el olor.

Luego de cerca de dos horas de luchar, Delaran había sido purgada casi por completo. Los miembros de La Mascarada se reunieron mientras el resto de La Familia se encargaba de los pocos lobos-araña que quedaban escondidos.

-Debo felicitarlos -dijo Panda-, hemos hecho un buen trabajo.
-Hemos tenido bajas y han habido víctimas -replicó el Padrino-, no veo motivo de felicitación.
-Nos hemos esforzado y hemos salvado tanta gente como pudimos -dijo Mariposa-. Pudieron haber habido más muertes.
-De cualquier forma -intervino Lobo-, Delaran está segura ahora, pero hay mucho daño que reparar.

El Padrino se alejó del grupo y elevó la vista al cielo. Liebre se le acercó.

-No contábamos con esto.
-Lo sé, no me siento culpable, pero tampoco con ganas de celebrar. Esto ha sido una tragedia.
-Tienes razón, por eso debemos hacerle caso a Lobo. Hay mucho por hacer.
-¡Miren quién viene! -les llamó la atención Búho.

El gobernador en persona se acercaba a ellos con una escolta.

-Yo me ocupo de esto -les dijo el Padrino-. Señor gobernador... -se dirigió a él una vez estuvo cerca, pero fue interrumpido.
-Padrino, en nombre de todo Delaran... he venido a darle las gracias.

4.08.2011

This is where you lose hope.

La Mascarada se reunió a las afueras de la ciudad. En este lugar había una alta construcción metálica en cuya cima se encontraba uno de los paneles solares que solían suministrar energía a la ciudad.

Subieron mientras el resto de La Familia esperaba abajo junto a Mandy y David.

Los ojos de Liebre se pasearon por el complicado patrón del sigilo que, inteligentemente, habían grabado con anticipación sobre el panel solar. Las líneas eran en su mayoría curvas y formaban figuras cálidas, astrales, soberbias. Ahora solo necesitaban activar el sigilo, y tendrían que hacerlo en tiempo récord por las vidas de los delarianos.

-El mismo procedimiento de antes -dijo el Padrino, confiando en cada uno de ellos.

Cerraron los ojos y extendieron los brazos. Comenzaron a visualizar la energía del sol entrando al sigilo, convirtiéndose en Éter.

Aunque el hecho de que tuvieran el Éter del río como fuente de energía hacía las cosas más fáciles, aún así les tomaría tiempo activar el sigilo.

En Delaran, los soldados hacían lo posible por conseguirle este tiempo a La Mascarada. Protegieron las entradas lo mejor que pudieron contra los lobos-araña, pero la llegada de nuevas criaturas, que incluso derribaron la muralla de árboles dejada por Carnero, los obligó a retroceder al interior de la ciudad.

Entre estas criaturas se encontraban varias del tipo que atacaron a Gallo y Panda en los invernaderos, cientos de ellas, tal vez miles, todas colosales. Las comenzaron a llamar 'alaridos' por el enloquecedor sonido que emitían antes de atacar.

Entonces hicieron su entrada a los que luego llamarían 'delirios', porque... porque era el único lugar del que pudieron haber salido. Se trataba de gigantescos bípedos, incluso más grandes que los alaridos. Sus pieles escamosas eran del color de algas oscuras y estaban cubiertas de una sustancia viscosa y altamente nociva; esta era secretada por innumerables orificios, los cuales, al verse en conjunto con la desagradable textura y arrugas de la piel, daban la impresión de que la criatura estaba formada por miles de rostros gritando.

Sus dos pares de brazos eran desmesuradamente largos y se arrastraban por el suelo con la postura jorobada de los delirios; cada dedo era una enorme cuchilla. Largas espinas óseas recorrían desde lo alto de sus cabezas, a través de sus espaldas y hasta la punta de sus colas reptiles. Pero serían las anchas cabezas los motivos de las pesadillas de los delarianos; estas parecían grotescos calamares abismales. Varias esferas negras y brillantes se encontraban incrustadas irregularmente en la cabeza y cumplían la función de ojos. Los nefastos tentáculos contaban con dientes negros en su lado interior; dos de estos tentáculos eran especialmente largos y hercúleos.

Estos titanes no eran numerosos, pero eran suficientes para acabar con la esperanza de todo Delaran.

El ejército cambió su estrategia y comenzó a tratar de hacer que la población pase desapercibida escondiéndola en las estaciones del subterráneo y defendiendo las entradas de los lobos-araña que lograban encontrarlas, mientras los delirios y alaridos se paseaban por la ciudad y se enseñoreaban de ella.

Mark y los otros amigos de Mandy y David se encontraban hechos manojos de nervios y lágrimas en una de estas estaciones. Se escuchaban los disparos con cierta frecuencia desde las escaleras, pero el silencio siempre regresaba y les daba una mínima sensación de seguridad.

-¡Fuego! ¡Fuego! -las voces de los soldados se escuchaban más desesperadas esta vez-. ¡Apunten a los tentáculos!

El fuego de los rifles se oyó más intenso que nunca, duró varios segundos y finalmente volvió el silencio, pero sin esa seguridad; esta vez era siniestro.

Un berrido abominable rompió el silencio desde la entrada de la estación. Entonces dos alaridos con los tentáculos manchados de sangre se hicieron presentes y los delarianos comenzaron a gritar, presas de la desesperación. Rápidamente entraron también varios lobos-araña a la escena, los cuales comenzaron a desgarrar a los ciudadanos uno a uno, mientras los alaridos los atrapaban con sus tentáculos y los llevaban hacia sus horribles bocas, con lo que sufrían la misma muerte que los soldados hace unos momentos.

-Entonces es así como acabamos... -dijo Mark para sí mismo, viendo la masacre, resignado a esperar su turno.

Pero estaba equivocado.

Una explosión se oyó desde la entrada y cuerpos destrozados de lobos-araña salieron volando, derramando una sustancia verdosa. Lobo entró junto a un grupo de miembros de La Familia. Tanto su túnica como la de los demás parecían impregnadas de luz solar.

Los miembros de La Familia contaban con sigilos de escudo en sus túnicas y de mejora física y cinéticos en guantes; algunos, los más avanzados, incluso tenían también sus sigilos personales con diferentes funciones. Haciendo uso de este arsenal mágico destruyeron rápidamente a las bestias.

Lobo canalizaba el Éter en esferas cuyo curso podía controlar, así como el radio de la explosión ,que causaban al entrar en contacto con su objetivo, para asegurarse de no herir a los delarianos.

-¡Esto recién comienza, perras! -Lobo se cubrió completamente de Éter mientras decía estas palabras.

3.27.2011

This is where we save you.

Cuando faltaba una hora para que saliera el sol, Gallo y Panda se acercaron corriendo hacia León y Cordero, quienes seguían cuidando la puerta norte.

-¡Déjalos entrar! -indicó Panda.
-¿Qué está pasando? -preguntó Cordero.
-Acabamos de freír a una... puta que nos atacó por los invernaderos -respondió Gallo.
-¿Una puta? -León estaba confundido.
-¡Sí, una puta!
-Un monstruo -explicó Panda-. Las dimensiones se han fusionado, ahora esas criaturas y nosotros estamos en el mismo mundo... Solo hemos visto una, pero tememos que vengan más en camino.
-Sí -continuó Gallo-, en cualquier momento... -pero sus palabras fueron interrumpidas por gritos de terror de la población- Típico...

Cientos de criaturas comenzaron a salir del bosque y se dirigieron hacia los delarianos. Estas se movilizaban haciendo uso de ocho largas patas, cuatro en la parte delantera del torso y cuatro más en la trasera, que recordaban a las de una araña, pero terminaban en cuatro potentes garras que formaban una cruz. El torso recordaba al de un gran lobo, así como la cabeza, aunque esta era bastante pequeña en comparación al resto del cuerpo y carecía de orejas y de cualquier detalle que sobresaliera; era casi lisa. El cuello era tan grueso como la cabeza, por lo que parecía que esta se unía directamente al torso. Los ojos eran pequeñas perlas ovaladas horizontalmente de color amarillo pálido. La boca se extendía a lo largo de casi toda la cabeza, era delgada y fina vista de frente, pero al abrirse la mandibula doblaba el tamaño del cráneo y dejaba a la vista largos colmillos y una lengua gris.

La criaturas, que llegaban casi a los dos metros paradas en sus ocho patas, estaban cubiertas completamente por una piel que parecía estar hecha de roca negra. Incluso el sonido que salía cuando se movían se asimilaba al de piedras chocando entre sí.


Los ciudadanos iban siendo atrapados y despedazados por las mandíbulas de las bestias, uno por uno. Ni siquiera los que lograban llegar a la ciudad estaban a salvo, pues los lobos-araña saltaban fácilmente por sobre los golems; su ferocidad los hacía parecer imparables. Pero los miembros de La Mascarada presentes intentaron contenerlos.

-¡Rápido! -gritó León- ¡Entren todos a la ciudad!

Comenzó a correr hacia las bestias. Al pasar a su lado, activaba su sigilo para conseguir una especie de intangibilidad con la que pasaba sus manos dentro de las criaturas, agarraba sea lo que sea que hubiera dentro de ellas y lo arrancaba de sus cuerpos. Los lobos-araña caían muertos instantáneamente.

Debido a la velocidad con la que se movían, Panda también tenía que acercarse considerablemente a las bestias para desvanecer partes de sus cuerpos sin las cuales estas morían. Hacerlas desaparecer enteras habría consumido mucho Éter.

Gallo decidió incendiar solo las cabezas de los lobos-araña. De esta manera no se convertirían en monstruos de fuego y podría causar el mayor daño gastando la menor cantidad de Éter posible. Si bien las bestias caían varios segundos después de comenzar a arder, Gallo podía atacar a una distancia considerablemente mayor de la que necesitaban León y Panda.

Por otro lado, Carnero quitó su voluntad de los ahora inservibles golems y en su lugar dio movimiento a los árboles del bosque, los cuales comenzaron a cruzar la pradera que separaba el bosque de la ciudad al mismo tiempo que se deshacían de los lobos-araña con latigazos de sus ramas y raíces. Una vez llegaban al límite de la ciudad se entrelazaban entre sí, formando una muralla.

-Eso va a detenerlos por un rato -dijo Carnero mientras los árboles seguían alineándose. El bosque entero parecía estar marchando hacia Delaran para protegerla-. León, necesitamos avisar a los demás -Carnero comenzó a luchar también, usando su sigilio cinético arrojaba a las bestias entre ellas-, encuentra a Mariposa.

León asintió. La velocidad mejorada y su habilidad para atravesar cualquier obstáculo que se le presentara lo hacían el más apto para llevar el mensaje. A pesar de detenerse un par de veces para ayudar a ciudadanos que eran atacados por las criaturas, llegó en pocos minutos a donde se encontraban los otros cinco miembros de La Mascarada, rodeados del ejército delariano... Si quería encontrar a Mariposa en aquel mar de soldados iba a tener que pasar por ellos primero.

-Bien -dijo el Padrino en medio del campo de batalla, aún ignorando la situación de afuera-, si cada uno se encarga de veinte mil...
-¡Fuego!

Dodo rápidamente disminuyó la gravedad a su alrededor para hacer que el grupo se eleve en el aire y evite las balas.

-¡León está ahí! -señaló Búho flotando en el aire.

Los soldados volvieron a disparar. Esta vez Mariposa transportó al grupo a uno de los techos.

-Tenemos que separarnos -indicó ciervo.
-Yo voy por León -dijo Mariposa.

Dodo surcó el cielo, siendo blanco de varios disparos, pero bloqueándolos todos con su sigilo. El sigilo de Búho tenía como efecto el incrementar sus reflejos, por lo que podía acercarse a los soldados evitando las balas con facilidad y luego vencerlos en combate mano a mano, aunque solo por las obvias ventajas que tenía sobre ellos. Ciervo, por otro lado, se mantenía oculta, metiéndose por varios callejones y saltando sobre los techos, y trataba de llegar al general, sabiendo que sin él, el ejército probablemente detendría su ataque. El Padrino levantaba y movía muros usando tanto el asfalto de las calles como el cemento de las construcciones circundantes para atrapar a los soldados en callejones sin salida alguna.

Mariposa estuvo al lado de León en un parpadeo.

-Hay criaturas atacando la ciudad -le dijo este último alarmado.
-¿Las dimensiones?
-¡Sí! Avisa a los que cuidan las otras puertas, diles que dejen entrar a los ciudadanos.
-Está bien. Espérame acá, ya vengo.

Mariposa desapareció y reapareció en menos de medio minuto, con su objetivo cumplido. Luego agarró a León del brazo y lo llevó hacia donde estaba el Padrino. Rápidamente le comunicaron la situación a los otros miembros también, pero aún tenían que terminar con el ataque del ejército.

Una vez más, Mariposa desapareció, ahora con la arriesgada intención de traer al general, pero no sería sencillo.

En cuanto estuvo detrás del imponente hombre, este volteó y la tumbó rápidamente, entonces tuvo una docena de rifles apuntándole a la cabeza. Logró regresar justo a tiempo, pues oyó como las balas chocaban contra el piso sobre el que ella había estado.

-Se me acaba la paciencia con estos hombres... Yo te acompaño, Mari -se ofreció el Padrino.

Una vez volvieron a estar con el general, el Padrino fundió los cañones de todas las armas con las que les apuntaron, incluyendo el gran revólver del general, lo que le dio suficiente tiempo a Mariposa para agarrar a este último y regresar los tres juntos con el resto del grupo.

Dodo elevó al general en el aire para privarlo de cualquier acción.

-Su gente está muriendo allá afuera -le gritó el Padrino enfadado.
-¿De qué hablan?
-Mari, llévalo a ver lo que está sucediendo afuera.

En las afueras de la ciudad, el general vio horrorizado las grotescas criaturas que comenzaban a invadir la ciudad y a los otros miembros de La Mascarada esforzándose por detenerlas.

-De... de acuerdo -al general le tomó un instante recuperar la voz una vez hubo regresado-. Trabajemos juntos. Ordenaré el alto al fuego.

Los soldados cesaron su ataque y escucharon a su general, quien ya había acordado el curso de acción con La Mascarada.

-Soldados, diríjanse al perímetro de la ciudad, ataquen a toda criatura hostil y protejan a nuestros ciudadanos a toda cosa. ¡En marcha!

Los soldados se apresuraron en cumplir las órdenes y trotaron hacia donde se les había indicado.

-Mari, por favor trae a los demás miembros de La Mascarada -pidió el Padrino-. Vamos a necesitarlos a todos para hacer nuestra parte.

3.24.2011

This is where they find us.

Gallo y Panda estaban en las afueras de la ciudad, reemplazando los sistemas computarizados de las granjas e invernaderos por sigilos de control y mantenimiento.

-Esto es más complicado de lo que parecía -se quejó Gallo.
-Sí, vamos casi dos horas y recién vamos por la mitad del primer invernadero. Puede que, entre adaptar los invernaderos, las granjas y las centrales de energía se nos pasen varias semanas...
-O varios meses... incluso con toda La Familia ayudando.

Ambos suspiraron.

-Tecnología inservible... -Panda desvaneció las computadoras que solían controlar el invernadero.

Gallo sacó un cigarrillo y lo prendió chasqueando los dedos.

-¿Puedes fumar con la máscara puesta?
-Sí -dijo y exhaló el humo-, las modificaciones que les hicimos son increíbles.
-Pero no creo que debas fumar acá... Ya sabes, ¡por el aire purificado y todo eso! -dijo indicando una obviedad, pero a Gallo pareció importarle poco.
-Solo será uno. Hagamos este sigilo.

Panda le mostró un dibujo con el sigilo que debían reproducir a la perfección. Gallina activó su sigilo de combustión y lo usó para marcar el piso metálico, haciendo el dibujo necesario.

-Espera. Creo que esa linea sigue un par de grados más a la derecha.
-¿Tanto importa?
-Sabes que sí...

Una mala comunicación con la realidad a través de los sigilos podía traer resultados completamente inesperados.

-Bueno, hazla tú.

Panda activó su sigilo y comenzó a hacer desaparecer las porciones de piso por las que debía seguir la línea.

-Panda -lo interrumpió.
-¿Uhm?
-¿Crees que eso se haya escapado de una de las granjas? -señaló a un enorme ser que parecía observarlos desde el otro lado de las paredes de vidrio del invernadero.
-¿Qué hablas... -respondió mientras volteaba a ver a lo que se refería- ¡¿Qué hablas?! ¡¿Qué es esa cosa?!
-No tengo idea... ¿Por qué no la desvaneces por si acaso?
-Es muy grande, no me alcanza el Éter.
-¡Desvanece su cerebro!
-¿Dónde está su cerebro?
-¿En su cabeza? -respondió con sarcasmo.
-¡¿Dónde está su cabeza?!

Y es que la criatura era completamente extraña. Un hedor terrible emanaba de su piel ocre arrugada. Docenas de largas piernas, que terminaban en tentáculos, salían de su también largo torso, el cual no era visible debido a las esferas semitransparentes, que posiblemente cumplían la función de ojos, que lo cubrían.

El extraño ser avanzó hacia ellos rompiendo el cristal de las paredes. Se paró en las piernas traseras y mostró el inferior de su torso, en el que había una gran boca circular con varios juegos de dentaduras y de la cuál salió un chirrido de otro mundo que casi vuelve locos a los Hermanos de Sangre.

-¡Mierda! -exclamó Gallo.
-¡Corre! -lo jaló Panda.

Gracias a los sigilos de mejora física pudieron salir de ese lugar y correr hacia el bosque con una velocidad inhumana; sin embargo, la bestia también se movía increíblemente rápido con sus numerosos tentáculos.

Panda intentó, aunque sea, desvanecer los tentáculos de la criatura para inmovilizarla, pero esta esquivaba los agujeros negros rápidamente. La única forma de hacerlo eficazmente era acercándose, pero al mismo tiempo era muy arriesgado.

-¡Quémalo! -dijo Panda agitado.
-Estamos en medio del bosque, ¿quieres que cause un incendio?
-Eh... ya sé. Distráelo, pero mantenlo en esta zona.

La criatura los atacó con uno de sus tentáculos, pero lo pudieron esquivar.

-¿Qué vas a hacer?
-Confía en mí. Que no se aleje de esta zona.

Panda se alejó varios metros de Gallo. El monstruo quiso seguirlo, ni siquiera giró para hacerlo, solo comenzó a moverse en dirección de Panda, pero Gallo lo detuvo empujándolo con el sigilo cinético.

Panda comenzó a correr formando un círculo alrededor del área en la que estaba la bestia y tocando todos los árboles en su camino para desvanecerlos, de manera que los árboles de aquella área estuvieran aislados. Luego regresó con Gallo.

-Ahora sí, prende todo.
-Entiendo.

Gallo extendió su mano derecha y incendió los árboles exteriores primero, dejando un pequeño espacio para salir con Panda. En cuanto estuvieron a salvo, incendió también este pequeño espacio. Ahora la criatura estaba encerrada en un círculo de fuego que rápidamente se cerró hacia ella.

Los Hermanos de Sangre vieron sin aliento como la bestia chillaba y rugía mientras las llamas la devoraban.

-Así que... -habló Gallo jadeando.
-Las dimensiones... -dijo Panda de la misma forma.
-¡Tenemos que decirle a los demás!

3.22.2011

This is where you doubt.

Luego de presenciar la escena, Ciervo salió del edificio y fue a reencontrarse con Mari y Búho.

En el camino comenzó a pensar que el Padrino se había comportado extraño, incluso le daba un poco de temor. Es cierto que no había lastimado a nadie, pero no podía evitar sentirse inquieta al recordar la manera en la que hablaba con el representante.

Encontró a sus compañeros frente a una casa en la que había una madre atrapada con su hija. Las habían encontrado gracias a los sentidos agudizados de Búho y Mari las sacaría de ahí mediante portales. Ciervo se encargaba de curar alguna herida que pudiera haber, aunque estas eran poco comunes y lo máximo que habían encontrado habían sido algunos cortes ocasionados por la desesperación de algunas personas al tratar de liberarse de donde estuvieran.

-¿Están bien? -preguntó Ciervo cuando Mari hubo sacado a la niña y a su madre.
-Sí, gracias -respondió la madre.
-Por favor, diríjanse hacia las afueras de la ciudad -dijo Búho entregándoles una antorcha-. Ahí se han reunido todos y llega la luz de la luna.

Solo había pasado una hora y ya habían revisado más de la mitad de la ciudad en busca de atrapados. Esto era gracias a la facilidad de Búho de encontrarlos y a la de Mari de llegar a cada hogar en un abrir y cerrar de ojos.

-Creo que se está comportando extraño -dijo Ciervo al no poder más con sus pensamientos.
-No te asustes -respondió Mari-, lo conocemos de años, no es un dictador, es nuestro amigo.
-Tendrías que haber visto como habló allá en la oficina.

De hecho, Ciervo estaba ahora preocupada por los chicos que había llevado ahí, pero le tranquilizaba que Dodo también estuviera con ellos.

-Esto es por lo que hemos estado trabajando y esperando -habló Búho-. Es normal que a la gente le incomode, pero después de todo esto les beneficia. Aunque, claro, él tiene un modo muy megalómano de expresarlo...
-Exacto. Es la megalomanía. Antes era como un hermano, no solo con nosotros, sino con toda La Familia; ahora... ya no sé.
-¿Te ha dicho algo que te haga pensar que se le está subiendo el poder?
-A mí no...
-¿A alguien de La Familia?
-Tampoco, pero... tampoco es como antes, divertido y cariñoso...
-¿Como antes? -intervino Mari- Han pasado solo unas cuatro horas desde que todo comenzó... Y encima estamos poniendo todas las cosas en orden, recuerda también que son las cuatro de la madrugada y no hemos dormido nada. Es normal que se muestre algo estresado ante todo esto, no tiene tiempo para divertirse ahora, ninguno de nosotros lo tiene.
-Cierto... esto es el motivo de nuestros años de estudio, es algo serio.

Pero Ciervo no podía quitarse la inquietud de la cabeza acerca del Padrino. Más que nada estaba preocupada por él.

Media hora después, habían terminado con los rescates.

-Hora de regresar -dijo Ciervo satisfecha de la labor.

Mari abrió un portal que los llevaría hacia la oficina.

-Damas primero.
-Qué graciosa -respondió Búho.

En la oficina, David y Mandy hablaban con el Padrino.

-Queremos aprender -dijo el chico.
-Sí, queremos hacer lo que ustedes hacen.
-Uhm, no, no hay forma -se negó el Padrino.
-Al menos déjanos quedarnos con ustedes, podemos aprender viendo para no incomodarlos.

El Padrino se quedó viendo una vez más a Mandy, que acababa de hablar. La negrura de la máscara ocultaba la dirección de su mirada, pero la chica sentía su mirada.

-Soy estudiante de medicina -David sacó de su trance al Padrino- y ya tengo experiencia. Pueden necesitar un médico ¿verdad?
-Ciervo ha leído varios libros de medicina... -había tenido que hacerlo para saber sacarle el máximo provecho a su sigilo de manipulación biológica.
-Pero un médico extra no les vendría mal, tal vez para las cosas menos importantes o por si surge algo para lo que... Ciervo no estuviera preparada.

El Padrino miró intermitentemente a ambos muchachos. Luego su vista volvió a quedar en Mandy.

Mari, Ciervo y Búho desaparecieron instantáneamente de las oscuras calles de Delaran y reaparecieron en la oficina. Ciervo se alivió al ver que los chicos estban bien, aunque no estaba segura de por qué se había preocupado.

-Y bueno -Búho se dirigió al Padrino-, ¿qué vamos a hacer con ellos?
-¿Quieres que los regrese afuera? -se ofreció Mari.
-No será necesario... A partir de ahora son miembros en etapa de prueba de La Familia.

Todos en el cuarto se quedaron sin palabras hasta que Dodo pudo articular.

-Vas a dejarlos... ¿ahora? ¿Ahora que es obvio que teníamos razón?
-Tiene razón -la respaldó Búho-, no sería justo para los otros miembros de La Familia que creyeron junto a nosotros sin tener otra evidencia que las palabras de el libro...
-Disculpen -David trató de intervenir tan respetuosamente como pudo-, pero nosotros nunca oímos de su organización antes. Si lo hubiéramos hecho, hay la posibilidad de que nos hubiéramos unido.
-La Familia se basa en amistad y confianza -repuso Mari-, nosotros no sabemos nada de ustedes.
-Dennos una oportunidad de ser parte de ustedes -pidió Mandy.
-Bueno... -el Padrino no estaba seguro de qué hacer-, lo mejor será que lo consultemos con los demás miembros de La Mascarada, luego tomaremos una decisión.

Ciervo se alivió aún más al ver que el Padrino seguía considerando la opinión de todos tan importante como la suya. Probablemente se había estado preocupando de nada.

Los cuatro enmascarados aceptaron la propuesta.

-Oye -Búho se dirigió hacia el Padrino-, Ciervo nos dijo que estuviste hablando con unos tipos del gobierno.
-Sí... vinieron con ganas de romperme las pelotas.
-Pues... han regresado con algunos amigos...

Búho escuchó a lo lejos los pasos de todo el ejército delariano marchando hacia el edificio y lo confirmó haciendo uso de visión térmica.

-¿Cuántos son? -preguntó Ciervo preocupada.
-Es todo el asqueroso ejército...
-Qué tercos -se quejó Dodo.
-Lo mismo opino -dijo el Padrino-, pero, por más que me encantaría que nos deshagamos de ellos de la manera fácil, tenemos que neutralizarlos sin hacerles daño...
-Si vamos los cinco, no debería ser muy difícil -lo animó Mari.
-Me imagino que no. Búho, ¿con qué están armados?
-Rifles de asalto y granadas más que nada. La mayoría de sus armas, incluyendo los mecas, tenían algún sistema de precisión electrónico. Aunque tienen algunos lanzacohetes de los antiguos.

No solo esto, sino que el ejército delariano contaba con cerca de cien mil soldados eficazmente entrenados en tácticas de guerra.

-Esto sería más fácil si los demás miembros de La Familia pudieran hacer uso de la magia desde ya -le dijo Ciervo al Padrino.
-Lo sé, pero no sabíamos que el choque ocurriría de noche, tendremos que esperar a que salga el sol en una hora y media... Y, aún así, la energía mágica se va a demorar algo en acumularse y en que sea suficiente para todos... Qué estrés.
-¿Y el sigilo del río? -preguntó Mari.
-No tenemos tanques de agua para todos... De hecho, no tenemos ni uno más.
-Se están acercando -interrumpió Búho.
-Por favor, Mari -pidió el Padrino.
-Claro -respondió ella abriendo un portal para los cinco.

Aparecieron frente al ejército. El general, que no se esperaba la repentina aparición de los cinco enmascarados, reaccionó rápidamente gritando "¡Fuego!". La descomunal ráfaga de balas fue detenida por la pared de concreto que acababa de levantar el Padrino usando el material del piso y de las construcciones cercanas.

El ejército se dispersó rápidamente por las calles de la zona, rodeando el área en la que se encontraban los miembros de La Mascarada. Una granada derrumbó la pared que los había protegido y los cinco se encontraron rodeados por cuadras y cuadras de soldados por toda la zona. Se pusieron espalda con espalda y esperaron el fuego enemigo.

This is where you take us seriously.

El Padrino se encontraba en la oficina principal, ubicada en el último piso, del edificio de Radio Renacimiento. Lo acompañaba solamente Dodo, pues los demás se encontraban rescatando ciudadanos atrapados, atendiendo las puertas de la ciudad y adaptando las granjas e invernaderos para que funcionen con magia.

El lugar había sido acomodado rápidamente. Esferas de luz surgían de sigilos alrededor de la habitación y la iluminaban. El ascensor también estaba operativo gracias a la magia. Las puertas de este se abrieron y el Padrino oyó los pasos en el pasillo afuera de su nueva oficina. Ciervo entró sujetando a un muchacho rubio y a una chica de cabello negro.

-Búho los encontró mientras buscábamos atrapados. Lograron escabullirse.
-Increíble, los sentidos de Búho son como satélites -rió.

Mandy miró con temor como el Padrino hablaba sin que los labios se movieran, a diferencia de las otras máscaras. Esta no era la de un animal, pero su falta de expresión hacía que tampoco se viera humana.

-Monstruo... -murmuró ella, lo que le ganó la atención del Padrino.
-Bueno... -se vio obligado a hacer una pausa al observar su rostro-, eso es ofensivo.
-Si tú estás detrás de todo esto -habló David-, tiene razón.
-Yo no ocasioné esto, pero traje una solución por la cual he dedicado casi toda mi vida hasta el momento. ¿Querían que les de el trabajo de mi vida así como así?
-Pero, ¿con qué derecho te apropias de nuestra ciudad?
-De todas formas su ciudad es inhabitable en este estado. No pueden ver absolutamente nada a penas cae la noche, no tienen ningún servicio... ¡no pueden ni abrir sus puertas! Yo reviviré su ciudad al amanecer sin que me lo hayan pedido y a cambio quiero retribución. Me parece que es justo.
-No todos pueden pagar tu precio...
-Vaya... ustedes son lentos. Por eso doy la opción de que paguen con trabajo.

Un miembro de La Familia entró a la larga oficina.

-Padrino, hombres del gobierno solicitan una audiencia.
-¡Negocios! Excelente. Diles que pasen. Ustedes pueden tomar asiento -se refirió a Mandy y a David-, luego terminaremos de hablar.

Entró un representante del gobernador de Delaran acompañado de un escuadrón de las fuerzas especiales. Esto hizo suponer a los tres miembros de La Mascarada presentes que las armas de fuego, al menos las primitivas, funcionaban, así que se prepararon.

-Bienvenidos, caballeros -dijo sin darle oportunidad de hablar al representante, quien se quedó con la palabra en la boca-. Me imagino que están aquí para hacer negocios -el Padrino esperaba que los ciudadanos hubieran quedado con el gobernador en que trabajarían y que el representante venía a discutir las condiciones de trabajo, pero las cosas no eran así de fáciles.
-De cierta manera... podría decirse que sí -respondió el representante y continuó-. En nombre del gobernador vengo a exigir la ciudad de vuelta, así como el conocimiento que usted posee para regresar Delaran a su estado habitable.

El Padrino se quedó en silencio un momento, con los dedos cruzados sobre su escritorio. Luego se paró lentamente.

-Como les explicaba a estos chicos antes de que ustedes llegasen, les estoy haciendo un favor al revivir la ciudad y solo espero retribución... -su voz parecía irritada- Ahora si...
-No estamos de acuerdo -lo interrumpió.
-Como iba diciendo, si no están de acuerdo, simplemente salgan, ¿entienden?
-Hubiera querido que esto acabe bien -se lamentó el representante e hizo una seña.

El escuadrón de asalto alzó sus rifles y dispararon hacia los tres miembros de La Mascarada. Los miembros de La Familia que cuidaban la puerta corrieron hacia ellos, pero se detuvieron al ver lo que había sucedido.

Dodo había aumentado la gravedad del área de la trayectoria de las balas, de manera que estas cayeron al piso casi instantáneamente luego de ser disparadas.

-Gracias, Dodo -dijo el Padrino mientras apreciaba satisfecho el rostro atónito del representante del gobernador. Luego se dirigió a él y al escuadrón de asalto-. Díganle al gobernador que debería ser más agradecido -se acercaba mientras decía esto-. Lárguense.

La gente del gobierno salió casi corriendo de la oficina, pero el representante se detuvo en la puerta.

-¿Quién eres?

Aquel de la máscara blanca regresó a su asiento con tranquilidad y desde ahí, otra vez con los dedos entrelazados, respondió:

-Soy El Padrino.