2.16.2014

Hope

Te levantas a las 8 am. Sobas tus ojos con el antebrazo y te diriges lentamente hacia la cocina para desayunar. Ahí te espera tu madre, mucho más despierta que tú, viendo las noticias.

Ah, están cubriendo lo que sucede en Venezuela. Toda la historia te deprime y te llena de impotencia; nunca has ido siquiera a ese país, pero la injusticia te llena de rabia, y, aunque sea una pequeña parte de ti, siente que ellos son tus hermanos latinoamericanos.

Tomas asiento en silencio, sirves leche en tu taza y la mezclas con café y azúcar. Diriges tu mirada hacia el televisor, esperando que la situación cambie para mejor esta mañana.

Hay una corresponsal peruana transmitiendo en vivo desde allá. La señal se corta de vez en cuando, pero nada insoportable. La cámara parece estar en el techo de un edificio, muestra una calle con estudiantes marchando. La reportera no aparece en el encuadre, solo escuchas su voz.

-Podemos ver en estos momentos a los estudiantes marchando pacíficamente por una de las calles principales de Caracas. Como se aprecia, ninguno de ellos porta armas de ningún tipo -su voz se oye cansada, y tiene que elevarla por el viento-, están marchando por sus legítimos derechos, en contra del ilegítimo gobierno que ahora los oprime. Ahora... ahora se acerca un escuadrón de policías hacia los protestantes. Los jóvenes no huyen, se plantan en donde están y parecen estar reclamando a los policías. Estos últimos no responden... comienzan a sacar sus armas, ¿van a disparar al aire? -en este punto ya está hablando más para sí misma que para los televidentes- ¡están disparando a los estudiantes completamente desarmados! ¡Julián poncha bien eso! Los protestantes se dispersan, al parecer algunos han sido heridos, pero no hay caídos, gracias a Dios. La calle ahora está ocupada solo por los policías que han roto la formación y corren para atrapar a los estudiantes... ¡Mira! Uno de los estudiantes está regresando, tiene el rostro cubierto con una máscara blanca y camina tranquilamente hacia las fuerzas de la ley. -bajas la taza de tu boca, te enderezas en el asiento, acercas el rostro en dirección al televisor- ¿Qué va a hacer? Dos policías corren hacia él para capturarlo pero... ¿qué? No pueden acercarse a él, como si hubiera un muro interponiéndose. Ahora todos los policías se han detenido y lo miran. Él... sigue caminando. Le gritan que se detenga bajo amenaza de ser disparado... oh, Dios, van a dispararle... ¡van a... el... ¡el joven sigue caminando a pesar de la ráfaga de balas que acaba de caer sobre él! Imposible que ninguno le haya dado... Los policías parecen confundidos, mirándose entre sí, pierden el control y disparan sin haber recibido otra orden de hacerlo. ¿Puedes hacer zoom en él? Esto es insólito... las balas caen frente a él como si hubieran rebotado... Finalmente se detiene y extiende una mano... ¡mierda, Julián, poncha eso, poncha eso! ¡Uno de los oficiales está suspendido en el aire como si una cuerda invisible lo levantara del cuello! Algunos policías disparan y otros se lanzan contra el sujeto pero es como si un muro invisible lo rodeara... ahora huyen... Mira, uno de los protestantes ha regresado y parece querer hablar con el joven que fue primero. Este lo escucha y... a penas baja el brazo, el policía cae al piso, se soba el cuello y huye del lugar. Ambos protestantes mantienen una conversación tranquila, parece que el segundo quiere que el primero lo siga. Y... se están yendo juntos. Desde nuestra posición no podemos seguirlos, estudio, pero intentaremos alcanzarlos. Por acá...

La comunicación se corta. La periodista en el estudio tiene la misma cara de asombro que probablemente tengas tú en este momento.

-Impresionantes imágenes que acabamos de ver de lo que está sucediendo en Venezuela -se detiene confundida-. Sinceramente, no tenemos idea de quién era el personaje que caminó hacia los policías ni cómo logró... hacer eso... Esperaremos más información de nuestra corresponsal Silvia y los mantendremos informados.

Tus ojos desbordan de incredulidad, pero una gran sonrisa se ha formado en tus labios. Te miras con tu madre, ella te devuelve la sonrisa. No hay mucho que decir, excepto...

-Creo que hay esperanza.

Asientes.

***
Vaz es conducido por el estudiante que fue a alcanzarlo en la calle hacia el grupo de protestantes. Ninguno sabe muy bien qué decir, pero logran lanzar la primera pregunta.

-¿Quién eres?

Él se quita la máscara y sonríe.

-Vaz, me llamo Vaz.

-Bueno, Vaz -un hombre se abre paso entre la multitud de estudiantes. Lo reconoce de las noticias, es Leopoldo López, líder de la oposición venezolana-, si has venido hasta aquí por voluntad propia, asumo que deseas ayudarnos.

Vaz asiente.

-Respeto y admiro su causa, y quiero hacer algo bueno con mi... -mira sus manos- habilidad, o lo que sea.

Leopoldo le sonríe también.

-¡Disculpen! -un grito a la distancia los distrae, son Silvia y Julián, con cámara en mano, que se acercan corriendo. Al llegar, se apoyan en sus rodillas a recuperar el aliento.

-Somos... de América Noticias... de Perú... -finalmente, la reportera se incorpora- Transmitimos todo lo que hiciste allá, fue... increíble. ¿Crees que puedas concedernos una entrevista?

Vaz parece preocuparse un poco.

-Claro... supongo que está bien, pero la daré con la máscara puesta.
-No hay problema.

La reportera y el camarógrafo se sonríen.