Y los segundos avanzan.
La música varía y el cambio de las caretas se da de acuerdo al ritmo de cada canción. De cara completa, solo antifaz, medio rostro, dorada, negra, blanca, simple, con adornos, con joyas, de trapo.
Pero los segundos marcan la duración de las cuerdas que sostienen las máscaras. Porque, eventualmente, se van a romper. Y todos lo saben, todos se preocupan por ese momento.
Menos nosotros. Tú y yo bailamos sin máscaras, sonreímos, nos miramos y nos reímos de ellos.
-No les doy más de un mes -te digo.
-¿Y a esos? Seguro un mes y medio -opinas sobre otros.
Te doy una, dos, tres, cuatro vueltas.
-Te gusta marearme, ¿no? -sonríes.
-Tal vez, un poco -yo también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario