Estábamos apoyados sobre la baranda del puente, mirando cómo se perdía el río, que pasaba debajo, en el horizonte nocturno.
Me volví hacia ella y exhalé lentamente. Entonces vi sus ojos brillando a través del humo, y solo sus ojos fueron suficiente. ¿Cuánto tiempo duró eso?
Me volteé para apoyar la espalda en la baranda.
-¿Escuchas eso? -mis ojos fijos en la luna.
-Ajá.
-¿Qué es?
-Colores. Se están moviendo.
-¿En serio?
-¿No me crees?
La abracé. La luna se reflejaba en sus ojos.
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