2.25.2010

"Supongo que solo estoy buscando un lugar al que pertenecer..."
Pensó mientras subía las escaleras.
"Supongo que estoy buscando a Los Cuervos"
Dedujo mientras comenzaba a sentirse sutilmente mareado.
Los Cuervos Pálidos habían sido su clan hace mucho tiempo. Después se fueron perdiendo uno por uno.
Caminó sobre sus rodillas tambaleantes a través de los sucios pasadizos del segundo piso.
"Estoy tan débil"
Se desplomó en el cuarto principal de ese lugar, a pocos pasos de la barra. Su vista quedó hacia las mesas, pero sabía que a su espalda estaba la pista de baile. El ruido, las luces rojas, el olor mezclado de drogas, las personas, el movimiento. Los pies pasaban frente a sus ojos, obstruyendo su visión y luego permitiéndola otra vez. Parpadeó lentamente, lo primero que vio fue una zapatilla vieja; lo segundo, una niña que no estaba ahí. Cada vez que podía volver a ver, la niña estaba más cerca hasta que el pie que vio fue el de esta. Era un zapatito rojo que hacía juego con su vestido blanco y su chompa color vino.
-Amanda... ¿eres tú?
-Soy yo, Seth.
-¿Cómo... me encontraste? -su voz era débil.
-Te vi tirado en este lugar en uno de mis dibujos.
-Claro, claro, ya recuerdo. Estoy tan débil que hasta la memoria me falla.
-Eso veo... ¿Así que decidiste rendirte?
-Decidí descansar. La existencia es insoportable sin ustedes... Por cierto... ¿qué te trae?
-Tan sentimental como siempre. Verás... el príncipe se trae algo entre manos... o tal vez simplemente esté loco. De cualquier forma, está siendo una verdadera molestia.
-Entonces ¿es una reunión? ¿Los Cuervos regresan?
-No puedo asegurarte eso, pero necesitaremos toda la ayuda posible.
-Supongo que estoy adentro...
-Claro, pero no en estas condiciones. Ven cuando te hayas recuperado, ya sabes dónde encontrarme. Ah sí, dejaré la puerta trancada.
Amanda se alejó de la misma manera en la que se había acercado hasta desaparecer en la oscuridad.
Seth se incorporó apoyándose en una silla de la barra y le dijo al cantinero:
-Sírvame algo.
-¿Qué quieres?
-¿Qué tiene?
-Cerveza, ron, vodka, tequila... ¡Vamos, es un bar! -gruñó
-Me temo que no tomo nada de eso... -sonrió y se relamió los labios antes de lanzarse sobre el tipo y destrozarle el cuello con los colmillos. Rugió de satisfacción al aire mientras las personas, incapaces de hacer otra cosa debido a las drogas, se rompían las uñas y gritaban tratando de salir de aquel lugar.
Al amanecer, ese lugar era el infierno.

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