En el camino comenzó a pensar que el Padrino se había comportado extraño, incluso le daba un poco de temor. Es cierto que no había lastimado a nadie, pero no podía evitar sentirse inquieta al recordar la manera en la que hablaba con el representante.
Encontró a sus compañeros frente a una casa en la que había una madre atrapada con su hija. Las habían encontrado gracias a los sentidos agudizados de Búho y Mari las sacaría de ahí mediante portales. Ciervo se encargaba de curar alguna herida que pudiera haber, aunque estas eran poco comunes y lo máximo que habían encontrado habían sido algunos cortes ocasionados por la desesperación de algunas personas al tratar de liberarse de donde estuvieran.
-¿Están bien? -preguntó Ciervo cuando Mari hubo sacado a la niña y a su madre.
-Sí, gracias -respondió la madre.
-Por favor, diríjanse hacia las afueras de la ciudad -dijo Búho entregándoles una antorcha-. Ahí se han reunido todos y llega la luz de la luna.
Solo había pasado una hora y ya habían revisado más de la mitad de la ciudad en busca de atrapados. Esto era gracias a la facilidad de Búho de encontrarlos y a la de Mari de llegar a cada hogar en un abrir y cerrar de ojos.
-Creo que se está comportando extraño -dijo Ciervo al no poder más con sus pensamientos.
-No te asustes -respondió Mari-, lo conocemos de años, no es un dictador, es nuestro amigo.
-Tendrías que haber visto como habló allá en la oficina.
De hecho, Ciervo estaba ahora preocupada por los chicos que había llevado ahí, pero le tranquilizaba que Dodo también estuviera con ellos.
-Esto es por lo que hemos estado trabajando y esperando -habló Búho-. Es normal que a la gente le incomode, pero después de todo esto les beneficia. Aunque, claro, él tiene un modo muy megalómano de expresarlo...
-Exacto. Es la megalomanía. Antes era como un hermano, no solo con nosotros, sino con toda La Familia; ahora... ya no sé.
-¿Te ha dicho algo que te haga pensar que se le está subiendo el poder?
-A mí no...
-¿A alguien de La Familia?
-Tampoco, pero... tampoco es como antes, divertido y cariñoso...
-¿Como antes? -intervino Mari- Han pasado solo unas cuatro horas desde que todo comenzó... Y encima estamos poniendo todas las cosas en orden, recuerda también que son las cuatro de la madrugada y no hemos dormido nada. Es normal que se muestre algo estresado ante todo esto, no tiene tiempo para divertirse ahora, ninguno de nosotros lo tiene.
-Cierto... esto es el motivo de nuestros años de estudio, es algo serio.
Pero Ciervo no podía quitarse la inquietud de la cabeza acerca del Padrino. Más que nada estaba preocupada por él.
Media hora después, habían terminado con los rescates.
-Hora de regresar -dijo Ciervo satisfecha de la labor.
Mari abrió un portal que los llevaría hacia la oficina.
-Damas primero.
-Qué graciosa -respondió Búho.
En la oficina, David y Mandy hablaban con el Padrino.
-Queremos aprender -dijo el chico.
-Sí, queremos hacer lo que ustedes hacen.
-Uhm, no, no hay forma -se negó el Padrino.
-Al menos déjanos quedarnos con ustedes, podemos aprender viendo para no incomodarlos.
El Padrino se quedó viendo una vez más a Mandy, que acababa de hablar. La negrura de la máscara ocultaba la dirección de su mirada, pero la chica sentía su mirada.
-Soy estudiante de medicina -David sacó de su trance al Padrino- y ya tengo experiencia. Pueden necesitar un médico ¿verdad?
-Ciervo ha leído varios libros de medicina... -había tenido que hacerlo para saber sacarle el máximo provecho a su sigilo de manipulación biológica.
-Pero un médico extra no les vendría mal, tal vez para las cosas menos importantes o por si surge algo para lo que... Ciervo no estuviera preparada.
El Padrino miró intermitentemente a ambos muchachos. Luego su vista volvió a quedar en Mandy.
Mari, Ciervo y Búho desaparecieron instantáneamente de las oscuras calles de Delaran y reaparecieron en la oficina. Ciervo se alivió al ver que los chicos estban bien, aunque no estaba segura de por qué se había preocupado.
-Y bueno -Búho se dirigió al Padrino-, ¿qué vamos a hacer con ellos?
-¿Quieres que los regrese afuera? -se ofreció Mari.
-No será necesario... A partir de ahora son miembros en etapa de prueba de La Familia.
Todos en el cuarto se quedaron sin palabras hasta que Dodo pudo articular.
-Vas a dejarlos... ¿ahora? ¿Ahora que es obvio que teníamos razón?
-Tiene razón -la respaldó Búho-, no sería justo para los otros miembros de La Familia que creyeron junto a nosotros sin tener otra evidencia que las palabras de el libro...
-Disculpen -David trató de intervenir tan respetuosamente como pudo-, pero nosotros nunca oímos de su organización antes. Si lo hubiéramos hecho, hay la posibilidad de que nos hubiéramos unido.
-La Familia se basa en amistad y confianza -repuso Mari-, nosotros no sabemos nada de ustedes.
-Dennos una oportunidad de ser parte de ustedes -pidió Mandy.
-Bueno... -el Padrino no estaba seguro de qué hacer-, lo mejor será que lo consultemos con los demás miembros de La Mascarada, luego tomaremos una decisión.
Ciervo se alivió aún más al ver que el Padrino seguía considerando la opinión de todos tan importante como la suya. Probablemente se había estado preocupando de nada.
Los cuatro enmascarados aceptaron la propuesta.
-Oye -Búho se dirigió hacia el Padrino-, Ciervo nos dijo que estuviste hablando con unos tipos del gobierno.
-Sí... vinieron con ganas de romperme las pelotas.
-Pues... han regresado con algunos amigos...
Búho escuchó a lo lejos los pasos de todo el ejército delariano marchando hacia el edificio y lo confirmó haciendo uso de visión térmica.
-¿Cuántos son? -preguntó Ciervo preocupada.
-Es todo el asqueroso ejército...
-Qué tercos -se quejó Dodo.
-Lo mismo opino -dijo el Padrino-, pero, por más que me encantaría que nos deshagamos de ellos de la manera fácil, tenemos que neutralizarlos sin hacerles daño...
-Si vamos los cinco, no debería ser muy difícil -lo animó Mari.
-Me imagino que no. Búho, ¿con qué están armados?
-Rifles de asalto y granadas más que nada. La mayoría de sus armas, incluyendo los mecas, tenían algún sistema de precisión electrónico. Aunque tienen algunos lanzacohetes de los antiguos.
No solo esto, sino que el ejército delariano contaba con cerca de cien mil soldados eficazmente entrenados en tácticas de guerra.
-Esto sería más fácil si los demás miembros de La Familia pudieran hacer uso de la magia desde ya -le dijo Ciervo al Padrino.
-Lo sé, pero no sabíamos que el choque ocurriría de noche, tendremos que esperar a que salga el sol en una hora y media... Y, aún así, la energía mágica se va a demorar algo en acumularse y en que sea suficiente para todos... Qué estrés.
-¿Y el sigilo del río? -preguntó Mari.
-No tenemos tanques de agua para todos... De hecho, no tenemos ni uno más.
-Se están acercando -interrumpió Búho.
-Por favor, Mari -pidió el Padrino.
-Claro -respondió ella abriendo un portal para los cinco.
Aparecieron frente al ejército. El general, que no se esperaba la repentina aparición de los cinco enmascarados, reaccionó rápidamente gritando "¡Fuego!". La descomunal ráfaga de balas fue detenida por la pared de concreto que acababa de levantar el Padrino usando el material del piso y de las construcciones cercanas.
El ejército se dispersó rápidamente por las calles de la zona, rodeando el área en la que se encontraban los miembros de La Mascarada. Una granada derrumbó la pared que los había protegido y los cinco se encontraron rodeados por cuadras y cuadras de soldados por toda la zona. Se pusieron espalda con espalda y esperaron el fuego enemigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario