El lugar había sido acomodado rápidamente. Esferas de luz surgían de sigilos alrededor de la habitación y la iluminaban. El ascensor también estaba operativo gracias a la magia. Las puertas de este se abrieron y el Padrino oyó los pasos en el pasillo afuera de su nueva oficina. Ciervo entró sujetando a un muchacho rubio y a una chica de cabello negro.
-Búho los encontró mientras buscábamos atrapados. Lograron escabullirse.
-Increíble, los sentidos de Búho son como satélites -rió.
Mandy miró con temor como el Padrino hablaba sin que los labios se movieran, a diferencia de las otras máscaras. Esta no era la de un animal, pero su falta de expresión hacía que tampoco se viera humana.
-Monstruo... -murmuró ella, lo que le ganó la atención del Padrino.
-Bueno... -se vio obligado a hacer una pausa al observar su rostro-, eso es ofensivo.
-Si tú estás detrás de todo esto -habló David-, tiene razón.
-Yo no ocasioné esto, pero traje una solución por la cual he dedicado casi toda mi vida hasta el momento. ¿Querían que les de el trabajo de mi vida así como así?
-Pero, ¿con qué derecho te apropias de nuestra ciudad?
-De todas formas su ciudad es inhabitable en este estado. No pueden ver absolutamente nada a penas cae la noche, no tienen ningún servicio... ¡no pueden ni abrir sus puertas! Yo reviviré su ciudad al amanecer sin que me lo hayan pedido y a cambio quiero retribución. Me parece que es justo.
-No todos pueden pagar tu precio...
-Vaya... ustedes son lentos. Por eso doy la opción de que paguen con trabajo.
Un miembro de La Familia entró a la larga oficina.
-Padrino, hombres del gobierno solicitan una audiencia.
-¡Negocios! Excelente. Diles que pasen. Ustedes pueden tomar asiento -se refirió a Mandy y a David-, luego terminaremos de hablar.
Entró un representante del gobernador de Delaran acompañado de un escuadrón de las fuerzas especiales. Esto hizo suponer a los tres miembros de La Mascarada presentes que las armas de fuego, al menos las primitivas, funcionaban, así que se prepararon.
-Bienvenidos, caballeros -dijo sin darle oportunidad de hablar al representante, quien se quedó con la palabra en la boca-. Me imagino que están aquí para hacer negocios -el Padrino esperaba que los ciudadanos hubieran quedado con el gobernador en que trabajarían y que el representante venía a discutir las condiciones de trabajo, pero las cosas no eran así de fáciles.
-De cierta manera... podría decirse que sí -respondió el representante y continuó-. En nombre del gobernador vengo a exigir la ciudad de vuelta, así como el conocimiento que usted posee para regresar Delaran a su estado habitable.
El Padrino se quedó en silencio un momento, con los dedos cruzados sobre su escritorio. Luego se paró lentamente.
-Como les explicaba a estos chicos antes de que ustedes llegasen, les estoy haciendo un favor al revivir la ciudad y solo espero retribución... -su voz parecía irritada- Ahora si...
-No estamos de acuerdo -lo interrumpió.
-Como iba diciendo, si no están de acuerdo, simplemente salgan, ¿entienden?
-Hubiera querido que esto acabe bien -se lamentó el representante e hizo una seña.
El escuadrón de asalto alzó sus rifles y dispararon hacia los tres miembros de La Mascarada. Los miembros de La Familia que cuidaban la puerta corrieron hacia ellos, pero se detuvieron al ver lo que había sucedido.
Dodo había aumentado la gravedad del área de la trayectoria de las balas, de manera que estas cayeron al piso casi instantáneamente luego de ser disparadas.
-Gracias, Dodo -dijo el Padrino mientras apreciaba satisfecho el rostro atónito del representante del gobernador. Luego se dirigió a él y al escuadrón de asalto-. Díganle al gobernador que debería ser más agradecido -se acercaba mientras decía esto-. Lárguense.
La gente del gobierno salió casi corriendo de la oficina, pero el representante se detuvo en la puerta.
-¿Quién eres?
Aquel de la máscara blanca regresó a su asiento con tranquilidad y desde ahí, otra vez con los dedos entrelazados, respondió:
-Soy El Padrino.
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