-Esto es más complicado de lo que parecía -se quejó Gallo.
-Sí, vamos casi dos horas y recién vamos por la mitad del primer invernadero. Puede que, entre adaptar los invernaderos, las granjas y las centrales de energía se nos pasen varias semanas...
-O varios meses... incluso con toda La Familia ayudando.
Ambos suspiraron.
-Tecnología inservible... -Panda desvaneció las computadoras que solían controlar el invernadero.
Gallo sacó un cigarrillo y lo prendió chasqueando los dedos.
-¿Puedes fumar con la máscara puesta?
-Sí -dijo y exhaló el humo-, las modificaciones que les hicimos son increíbles.
-Pero no creo que debas fumar acá... Ya sabes, ¡por el aire purificado y todo eso! -dijo indicando una obviedad, pero a Gallo pareció importarle poco.
-Solo será uno. Hagamos este sigilo.
Panda le mostró un dibujo con el sigilo que debían reproducir a la perfección. Gallina activó su sigilo de combustión y lo usó para marcar el piso metálico, haciendo el dibujo necesario.
-Espera. Creo que esa linea sigue un par de grados más a la derecha.
-¿Tanto importa?
-Sabes que sí...
Una mala comunicación con la realidad a través de los sigilos podía traer resultados completamente inesperados.
-Bueno, hazla tú.
Panda activó su sigilo y comenzó a hacer desaparecer las porciones de piso por las que debía seguir la línea.
-Panda -lo interrumpió.
-¿Uhm?
-¿Crees que eso se haya escapado de una de las granjas? -señaló a un enorme ser que parecía observarlos desde el otro lado de las paredes de vidrio del invernadero.
-¿Qué hablas... -respondió mientras volteaba a ver a lo que se refería- ¡¿Qué hablas?! ¡¿Qué es esa cosa?!
-No tengo idea... ¿Por qué no la desvaneces por si acaso?
-Es muy grande, no me alcanza el Éter.
-¡Desvanece su cerebro!
-¿Dónde está su cerebro?
-¿En su cabeza? -respondió con sarcasmo.
-¡¿Dónde está su cabeza?!
Y es que la criatura era completamente extraña. Un hedor terrible emanaba de su piel ocre arrugada. Docenas de largas piernas, que terminaban en tentáculos, salían de su también largo torso, el cual no era visible debido a las esferas semitransparentes, que posiblemente cumplían la función de ojos, que lo cubrían.
El extraño ser avanzó hacia ellos rompiendo el cristal de las paredes. Se paró en las piernas traseras y mostró el inferior de su torso, en el que había una gran boca circular con varios juegos de dentaduras y de la cuál salió un chirrido de otro mundo que casi vuelve locos a los Hermanos de Sangre.
-¡Mierda! -exclamó Gallo.
-¡Corre! -lo jaló Panda.
Gracias a los sigilos de mejora física pudieron salir de ese lugar y correr hacia el bosque con una velocidad inhumana; sin embargo, la bestia también se movía increíblemente rápido con sus numerosos tentáculos.
Panda intentó, aunque sea, desvanecer los tentáculos de la criatura para inmovilizarla, pero esta esquivaba los agujeros negros rápidamente. La única forma de hacerlo eficazmente era acercándose, pero al mismo tiempo era muy arriesgado.
-¡Quémalo! -dijo Panda agitado.
-Estamos en medio del bosque, ¿quieres que cause un incendio?
-Eh... ya sé. Distráelo, pero mantenlo en esta zona.
La criatura los atacó con uno de sus tentáculos, pero lo pudieron esquivar.
-¿Qué vas a hacer?
-Confía en mí. Que no se aleje de esta zona.
Panda se alejó varios metros de Gallo. El monstruo quiso seguirlo, ni siquiera giró para hacerlo, solo comenzó a moverse en dirección de Panda, pero Gallo lo detuvo empujándolo con el sigilo cinético.
Panda comenzó a correr formando un círculo alrededor del área en la que estaba la bestia y tocando todos los árboles en su camino para desvanecerlos, de manera que los árboles de aquella área estuvieran aislados. Luego regresó con Gallo.
-Ahora sí, prende todo.
-Entiendo.
Gallo extendió su mano derecha y incendió los árboles exteriores primero, dejando un pequeño espacio para salir con Panda. En cuanto estuvieron a salvo, incendió también este pequeño espacio. Ahora la criatura estaba encerrada en un círculo de fuego que rápidamente se cerró hacia ella.
Los Hermanos de Sangre vieron sin aliento como la bestia chillaba y rugía mientras las llamas la devoraban.
-Así que... -habló Gallo jadeando.
-Las dimensiones... -dijo Panda de la misma forma.
-¡Tenemos que decirle a los demás!
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